Sunday, September 30, 2012

La ciudad encerrada

                                        foto: mariana aguero

 Mirando superficialmente, sin estadísticas, sin usar números, nombres, sin mencionar  cargos; una vez más puedo decir sin temor a equivocarme que Miami es gobernada por la avaricia, el traqueteo, el robo, la ventaja y por supuesto, por los que tienen el poder en un puño. Una de las cosas que más me afecta (sin hablar de lo que suman a mi barriga los pastelitos de guayaba y queso) es el transporte. ¿Como es posible que en una ciudad como esta, para llegar al downtown, por ejemplo, sin tener carro, usando el transporte público, se necesite de varias horas, cambios de buses, y la angustia de no poder  llegar a la hora planificada? ¿Por qué no existen verdaderas rutas de ómnibus que conecten la ciudad regularmente, puntualmente, como en la mayoría de las ciudades del mundo? Es simple: porque el negocio de automóviles genera muchos miles de millones de dólares y es ese grupo beneficiado el que planifica, paga, extorsiona y obliga a que todos tengamos la necesidad de tener un auto. Yo lo veo así de simple. Esta ciudad está formada, estructurada, con la idea de los carros por todos lados. Todas las planificaciones que se anuncian con bombos y platillos por las noticias, para mejorar el transporte público, no son más que cosméticas. Ninguna de ellas arregla el verdadero problema. Una ciudad como Miami, que en infinidades de lugares no tiene ni aceras para caminar,  no es una ciudad pensada para el confort de un paseo, para un instante de ocio.  Un lugar donde los canales, los lagos no se utilizan para que los disfruten las personas, donde ocultan el mar a la simple vista del que pasa, es una ciudad pensada para la inconformidad. ¿Donde hay un parque donde se pueda caminar, sentarse junto a un lago, mirar el mar? No me hablen de los llamados parques que tenemos aquí; lugares llanos para  bicicletas y deportistas, con casetas para fiestas y un rincón donde los niños pueden trepar. Hablo de parques, algo parecido a los de NY, Paris, España. Lugares para el ocio, verdaderos espacios con armonía, belleza, tranquilidad. Lugares con sombras de arboles que inviten a la lectura, a la contemplación. ¿Que es Miami realmente?  ¿Es una gran ciudad? Pienso que es un aglomerado de barrios, conectados por carreteras, donde se tiene que ir a uno de los cientos de malls para comprar algo, para ver una película, comer y hasta pasear. Es la ciudad encerrada. El acto tan humano de caminar por las calles sin un rumbo fijo, conocer algún rincón interesante, entrar a un lugar donde puedas pedir un café, una cerveza, una copa de vino y conversar por el simple hecho de pasarla bien, de conectarse con otra persona en un ambiente acogedor, es imposible. Citarte con alguien significa que uno tiene que dejar el auto o (peor aun) ir cada uno en el suyo hasta el lugar indicado. Pienso que Miami está construida sobre la idea de la incontinuidad, la sensación de estar de paso.  La salva el mar, que siempre es algo reconfortante. Y también, no lo olvidemos, tiene pastelitos. Nobody is perfect!
 

Saturday, September 29, 2012

¿Casado o soltero?

                                                 dibujo: rosy martinez 

En este siglo que vivimos, nadie mínimamente civilizado puede creer que los rayos son enviados por un dios colérico o que un terremoto es un castigo a un pueblo que no siguió algún mandato divino o que un tsunami fuera la furia de Poseidón contra diminutos e insignificantes hombres. Hoy conocemos cómo funciona el Universo, las enfermedades, cómo combatirlas, tenemos una red de comunicaciones a todo nivel, mandamos naves a Marte, a la Luna, nos transportamos a velocidades que no podían ser imaginadas un siglo atrás, hay hombres viviendo en el espacio, nos sumergimos en los océanos más profundos y cada uno de esos intentos solo nos han dejado el insondable conocimiento de la soledad en que vivimos. Todo eso forma parte de nuestro diario vivir, es nuestro sistema de vida, es lo común de nuestro día a día. Entonces, la señora Karen King, historiadora de la Harvard Divinity School, muestra al mundo un papiro, que parece fue hecho en el siglo IV, escrito en copto, traducido del griego en el siglo II, que contiene una línea que dice: Jesús les dijo: mi esposa.... Esa frase encendió la polémica en el mundo. O sea, que todavía hoy, con todo lo que sabemos, que Jesús fuera o no un hombre que disfrutó de una mujer, levanta actitudes, se discute, se niega, se afirma.  Hoy eso continúa siendo importante.  La idea de un ser divino que vivió entre nosotros, murió y resucitó, es creída al pie de la letra. Sabemos cómo se transmite el sonido, se usan las computadoras para infinidades de objetivos y creemos en la serpiente del Paraíso y Mamá Eva instando a Papá Adán a morder la fruta prohibida. Creer en las escrituras sagradas es como darle a Julio Verne (por decir alguno) categoría extraterrenal. Que uno o un grupo de hombres haya escrito un libro en una época, contando cosas de su tiempo y por supuesto, usando la imaginación que los escritores tienen, no significa más que una historia contada, arreglada, por el capricho y la intención de quien la escribe. Jesucristo fue un hombre adelantado a su época, con ideas sociales que nadie antes había manifestado y mucho menos transmitido. Y por ser un revolucionario de su tiempo, por romper con cánones, ideas absurdas y tratar de cambiar el sistema establecido, murió asesinado por la brutalidad, el poder y la ignorancia.  Todo lo demás son leyendas utilizadas de diferentes formas, cada una apoyada en algo que es inevitable: la época en que fueron contadas. Si fue casado o no, ¿cuál sería la diferencia? ¿Cómo podemos vivir todavía siguiendo ideas, conceptos, de tiempos inmemoriales? Si Jesús tuvo una esposa, supo lo que es cajita de dulce guayaba; si no la tuvo, de verdad que el hombre era un visionario, no me cabe la menor duda.
 

El hambre

                                                                pintura: joel nuñez

Hora mágica. Todos duermen y estoy en la sala, con un abrigo que me arropa hasta la cabeza, con la taza humeante de mi primer café, observando distraídamente los cuadros colgados en las paredes. 5:30 am y solo June me hace compañía. Me observa soñoliento desde su sillón preferido. Miro el cuadro principal, el que más atrae a la vista, regalo de Joel. Buena pintura esa. Siempre me hace pensar en otras cosas. No sé por qué. Una idea se mezcla con otra y otra... Dice el pintor que se llama El hambre. El ve eso en su obra. Yo no. Veo algo más trágico, que no tiene nada que ver con la falta de alimentos. Un hecho, dos visiones sobre el mismo. Validas las dos. Así es el verdadero arte. Así es casi todo. Por eso, me digo a mi mismo, tienes que tomar las cosas con más calma, más relajadamente. Es verdad, me respondo en esta conversación boba. Mejor otro café. Y callate ya.


Sunday, September 23, 2012

Visita medica


Mi madre me dijo: ¿cuando vas a escribir algo para la puta que te parió? No piensen mal. No soy un hijo de puta. Por lo menos, no en el sentido literal de la frase. Esa fue una caricia, una forma muy particular para sumarse al entusiasmo tonto por mi blog, ese nuevo placer por la inutilidad. Quiere que diga algo sobre ella, que la incorpore de alguna forma a mis cosas queridas. Sentirse tocada por mí. Quiere que acorte distancia. Que la recuerde. Quiere hablar de fantasmas que ya el tiempo ha transformado en sombras distorsionadas. Quiere que le de lo que he perdido. Hablamos de nuestras diferentes galaxias mientras observo perplejo las telenovelas mexicanas que tanto le gustan.  Entonces le pregunto por el barrio y me cuenta cosas de un lugar desconocido, habitado por extraños  y esa distancia nos acerca. Me hace café. Lo tomo aunque ya a mi edad, no acostumbro a hacerlo tan tarde por el insomnio que me espera. Le pongo en hora el relój de pared que esperaba por mí como una trampa del tiempo para volver.  Miro el cuadro del Corazón de Jesús que le compre en un garage sale, al que le pide diariamente por todos nosotros. Prendo el pajarito plástico que canta y mueve la cabeza, junto al elefante de porcelana china y el cuadro de una ninfa de redondas tetas, rodeada de alados angelitos rescabucheadores. Y le digo mami, me tengo que ir. Otra visita de médico, contesta y siento su olor tan rico, que me lleva a sus gavetas, a La Habana. Bajo las escaleras. Ten cuidado, me dice. Desde el carro la miro. Dice adiós con la mano. Salgo del parqueo.


Saudades

                                                   foto: mariana agüero


Tengo saudades de mí, me dijo y lloviendo fuimos al mar. Lo mejor era la soledad. Lo mejor era ella tomando fotos de sus pisadas en la arena y las olas que nos empapaban. Todo esta tan lejos, pero lejos. Después de ti no queda nada en la memoria, porque mi mundo se convirtió contigo. Ella buscaba caracoles, pedazos rotos de desechos lanzados por las aguas y cantaba. Me ignoraba un poco buscando su mejor perfil, su cara de sombrero. Tengo ganas de orinar,  dijo. Buscamos el baño y en el eco, nos gritábamos. Reía porque esa tarde dejamos atrás las cosas por las que no reímos. Y yo llevaba su cartera y sus Crocs y las llaves, montones de llaves y mi celular, mientras equilibraba los pantalones que se me caían. Un barco a lo lejos. Otro. Mojó su pelo con la espuma y no me dió tiempo a la foto. También a mí se me alejo todo. Solo quedas tú. No se lo dije, le grite: en aquellas rocas las fotos pueden ser espectaculares.  Dejó de llover. El salvavidas nos miraba desde su caseta, aburrido. Cantamos una canción antigua, ridícula y linda. No hablemos nada, me dijo. Y la canción desafinada y el sonido de las olas y las gaviotas. Volvió a llover. Vámonos ya, susurró. Y nos montamos en el carro y bajamos las ventanillas y seguimos cantando. Después llegamos a la casa. Solo quedas tú, le dije. Entonces toda la ropa mojada y llena de arena, la pusimos en la lavadora. Que frio, me dijo.

Saturday, September 22, 2012

Ray




Son las once de la noche y estoy escuchando a Ray Charles cantando For Mama, de Aznavour. Lo encontré de casualidad.  Canción  corta- venas  esa. Sobre todo con dos copas de vino. Recuerdo un día, hacia frio y fue veinte y cinco  años atrás. Madrugada hacia el trabajo y de pronto la radio comenzó a tocarla. No la conocía. Recuerdo aquella madrugada. Recuerdo como se tornaba todo de un color purpura y el aire olía a hierba mojada. Recuerdo la luz del semáforo donde estaba esperando. La imagen de una calle y un perro triste que cruzaba despacio. El sonido del motor del carro y el instante de una foto en el zoológico de La Habana, donde estoy comiendo algodón dulce. Ray se desgarra y yo me sirvo otra copa y brindo solo por nada. Y busco la de Aznavour y es grande también.  Son las doce de la noche y el frio de la casa y la cabeza embotada.


Saturday, September 15, 2012

Mirta enamorada



Tengo que tener mucho cuidado. Debo de reflexionar antes de escribir cada letra, cada idea, cada dolor. Porque algunas cosas no pueden declararse sin que algo explote, dañe, duela. Pasa a veces cuando una noticia en el periódico te toca muy de cerca y revive momentos que preferirías no olvidar, pero si mantener alejados, muy bien guardados. La noticia a la que me quiero referir no es sobre las protestas en el Medio Oriente, ni el asalto a la embajada de Estados Unidos, ni las boletas ausentes ni lo que dijo el presidente o el que quiere serlo. La noticia es sobre un niño. El novio de su madre, Gabby Cancel, metódicamente, calculando el mayor daño posible, tomó  por el cuello a este pequeño  de cuatro años, le pidió que levantara los brazos, para asestarle un golpe certero  en el estómago, con el puño cerrado por la rabia, que le ha costado varias pulgadas extirpadas de sus intestinos. Pero lo peor no terminó  allí. La madre  protegió, ocultó, mintió a la policía, para ayudar a Cancel. Ya lo dije, tengo que tener cuidado. Tengo que escribir sin emociones  y no recordar. Mirta Alfonso no denunció, no gritó  el abuso. Ella lo ocultó. Ella cuido de su pareja. Ella cuidó  de su amor. Mirta Alfonso es una mujer enamorada de Gabby Cancel y como el amor cubre una multitud de pecados, ocultó  este. Tratare de no incomodarme. De no comparar. De no medir. Ya lo dije, hay noticias que parecen tan familiares, que asustan.


Soñé

                                                        pintura: joel nuñez             
 

Soñé que cortaba animales. Así,  literalmente, los cortaba con una cuchilla afilada y el cuerpo cercenado caía  como la nieve que vi por primera y única vez en Atenas; despacio, con un ritmo lento que no dejaba de tener cierta belleza. No había horror en aquel acto. No me espantaba ni me agradaba. Cortaba a los animales, un gato, un perro, una lagartija muy verde y ellos no intentaban huir. Me miraban con ojos de bondad  y yo sentía un amor infinito por esos cuerpos que se entregaban a mí tan delicadamente. Era yo y al mismo tiempo un hombre hermoso que no conozco. Veía mis manos que eran las mías, pero en un cuerpo que no me pertenecía. Aquel hombre delgado, joven, dirigía mis manos que separaban en dos  a los animales y  mientras trabajaba con la cuchilla  me preguntaba por qué hacia todo aquello, si   nada de eso me importaba, más bien me daba igual.
Después estaba en un pueblo al que había llegado sin saber cómo y caminaba solitario por las calles  mirando  una serie de estatuas, algunas ecuestres, de una belleza que me aplastaba. Las figuras se alineaban a lo largo de una especie de terraplén o algo parecido a un parque desolado y sentía el silencio que se metía en mi cabeza y me hablaba y me recordaba que tenía que volver. Entonces volver era desesperante, porque no sabía cómo hacerlo. No encontraba el lugar por donde había llegado, no recordaba como volver. No sabía a donde tendría que volver. Corría entre las estatuas y algunas se movían a mi paso y me observaban desde sus alturas. Yo preguntaba a nadie como hacía y no entendía las respuestas. Volver era imprescindible,  pero no sabía a donde.
Eso soñé.

El hombre herido




Viajo cinco dias a la semana en tren, desde la ciudad en la que vivo hacia donde esta mi trabajo. Una fauna nocturna va conmigo y observo. Me gusta imaginar la vida de la gente por varios aspectos de su personalidad.  Con algunas de las especies no hace falta echar a andar mi imaginacion. Son el claro reflejo de lo que hay. Lo que veo no da materia para elaborar nada mas que no sea poner distancia o cuidar mis espaldas. Otras pueden remover historias. Crear personajes a los que les tejo una maraña de acontecimientos y situaciones listas para la escritura. Uno de mis elegidos  es un hombre de unos 60 años. Sube diariamente al mismo vagon donde acostumbro ir. Impecable,  barba canosa, arreglada, un tenue olor a lavanda que me recuerda las manos de Gerardo, el barbero de mi barrio que me cortaba el pelo cuando yo era un niño. Traje oscuro, corbata perfecta. Sobre la pequeña mesa de su asiento, pone su tablet, su telefono y lee. Toma apuntes en su celular. Metodico, sus movimientos parecen la repeticion del dia anterior. No mira a ningun lado. Su expresion es autosuficiente, inteligente, una pequeña, casi imperceptible mueca de desprecio hacia todo lo demas, se refleja en sus labios.  Solo levanta los ojos de lo que lee para anotar algo.  Despues vuelve a la lectura. Hace mas o menos tres semanas que no lo veia. Hoy subio al tren. Tomo asiento en su lugar acostumbrado. Estaba muy delgado. Los ojos hundidos, la barba descuidada. Puso el telefono encima de la mesa y no saco su inseparable tableta electronica.  Habia algo en el nudo de la corbata que no era igual que antes. Echo la cabeza hacia atras y cerro los ojos. De vez en cuando, secaba con un pañuelo la comisura de los labios de algo inexistente. Sono una alarma en su telefono y abrio los ojos. Busco en su maletin y extrajo una pequeña caja plastica transparente. Escogio una pastilla. La trago. Busco otra y de una botella de agua tomo un sorbo. Cerro la botella, la caja y su mirada tropezo con la mia. No habia altivez, no habia inteligencia en ella. Habia miedo. Crei ver en esa mirada una sombra de desesperacion. Volvio a cerrar los ojos. Imagino los demonios que esos ojos miran. Automaticamente, vuelve a secar sus labios. Quede por un instante observandolo a mis anchas. El hombre que leia en su tablet y escribia ya no estaba ahi. En su lugar estaba el hombre herido.

9-11




El dia antes fuimos a cenar,  celebrando. Hablabamos y los planes tomaban formas magicas. Era la noche de otro aniversario nuestro.  Despues un arroz con leche compartido y cafe.  La ciudad y nuestras canciones.   Recordabamos el viaje por la costa. Mansiones y rincones nos invitaban. El hotel y el mar. La comida rica y nosotros. Paso la velada como pasa todo y volvimos a la casa contentos y cansados.  Dia siguiente en el trabajo. Ganas de volver. Rumores, temor. Abro la puerta, y en el televisor las veo. Estan 'cayendo  inolvidablemente'.

Sunday, September 9, 2012

El suicida




Cierro la puerta tras de mi y camino con ganas de mirar hacia atras y cagarme en la madre de todos los que me rodean. No lo hago, solo sigo caminando y una lagartija cruza corriendo debajo de  mis pies y casi la aplasto. Llego al carro y como siempre tengo la sensacion de que no me va a prender. Arranca y pongo  el aire acondicionado. Me salio bastante barato arreglarlo. Pase mas de un año con calor, sofocandome en las calles de esta ciudad, que es un horno, porque pensaba que era demasiado para mi bolsillo en crisis. Bolsillo, casa, amigos, mi madre, todo en crisis. Matrimonio en crisis, trabajo en crisis, el coño de su madre. Tengo un encabronamiento que me gustaria poder tirarme con el carro desde un puente. ¿Pero que puente seria? Tendría que manejar hasta la 27, atravesar todo el nigger town, llegar a la 20 y en ese punto acelerar, romper la barrera y lanzarme al rio asqueroso que atraviesa la ciudad.  Hasta hace poco tiempo atras, no me habia dado cuenta que a esta aldea la cruzaba un rio. Una vez un amigo mio, maricon y estupido, me conto que las grandes ciudades siempre tenian un rio. Nunca el mar. ¿Sera verdad eso? Paris tiene un rio, Londres tambien. Rios horribles, feos como todos ellos. Las construcciones a su alrededor son lo que hacen el lugar agradable. Los rios son una mierda. Agua sucia, desechos, basura, contaminacion.  Pero en esta ciudad no construyen nada junto al rio y solo se pueden ver barcos viejos cubiertos de herrumbre, borrachos, negros, homeless, almacenes, camiones y miseria. Sabia que estaba ahi, pero ahora me di cuenta que si, que aqui también hay un rio y que me podria lanzar a el. Del carajo  morir asi. ¿Manejar hasta alla, para despues hacerlo? ¿Que dira toda la gente que conozco? Mi madre dice que me pego mucho a los carros; despues pensara que fue un accidente por ese motivo. Mi mami. No puedo dejar de sonreir cuando digo eso. Me gusta decirlo. Mi mami. Es el titulo o parte del titulo de una novela. No me gusto. El titulo si. La griteria de mi mujer la tengo todavia en las orejas. No recuerdo bien por que me gritaba. No la escuchaba. O si la escuchaba pero no lo recuerdo. Recuerdo una pelea que tuvimos en el Rockefeller Center hace ya no se ni cuantos años. ¿Por que fue aquello? No se. Lo olvide. Tambien olvide porque sali de la casa. Hacia frio dentro de la casa. Afuera hace calor, insoportable calor. En esta ciudad te congelas y pasas al mayor infierno en cuestion de segundos. Solo tienes que abrir la puerta. Creo que Rodin penso en este lugar cuando creo Las puertas del Infierno. Estoy convencido.  Lo imagino en un almacen del  north west, martillo y cincel en mano, sudando como un condenado, dale que dale a martillazos, hasta terminar el armatoste. Una muchacha negra con un culo redondo y perfecto se me acerca mientras espero  que cambie la luz del semaforo y me ofrece un paquete de medias blancas. Se las compro. Estan buenisimas. Ella tambien esta buenisima. Tengo ganas de decirselo. Negra, que rica estas. Pero no lo digo. La miro. Suda. Imagino el olor de su sexo y de sus sobacos. Thank you, le digo.  Me mira y creo que no me entiende. La semana pasada llego a mi trabajo un negro trayendo una mercancia que yo tenia que recibir. Le dije good morning  y el me dijo ¿what? good morning volvi a repetir y creo que entonces me entendio porque no dijo nada mas. La luz verde me indico que tenia que seguir y eso hice, acelere y me fui con el paquete de medias y el olor de la negra metido en mi cabeza. Como el paquete esta sellado, flotaria. No lo abri para sentir su calidad  porque crei  que asi no se hundiria. Imagino la bolsa de medias flotando y me siento triste. Una bolsa de medias sobre un rio sucio puede ser algo triste. De todas formas, para mi cualquier cosa puede ser algo triste. Creo que ese es el problema o uno de ellos, con mi mujer.  Quiere que  no sea negativo, esa es su palabra predilecta. Yo soy negativo. Me lo dice tantas veces que  pienso que tiene la razon. Bueno, algo tengo que ser. Y jardinero y mecanico y friega platos y limpiador de casa y todo lo demas. Hace treinta y dos años ya ( como pasa el tiempo,¿ no? ) acababa de llegar desde Wisconsin y estaba en la casa de unas personas  que ya no recuerdo ni sus caras. Eramos dos amigos mios y la mujer de uno de ellos. El otro queria aprender a manejar ( es la constante en este pueblo, lo primero, lo imprescindible,  la biblia, tienes que aprender a manejar o te jodes, eres un handicap, un lisiado, alguien sin piernas, un comemierda mas que pasa horas esperando una guagua en una parada bajo el sol aterrillante o la lluvia inmisericorde )  y al rato regresaron chorreando agua. Se habian caido en un canal. Salieron los dos por la misma ventanilla.  Siempre he pensado que por que los dos usaron  solo una ventanilla y no la  que tenian  mas cerca; pero bueno, eso no tiene la menor importancia, cada cual sale por la ventana que le venga en ganas. Cuando fuimos todos corriendo hacia el canal a ver que pasaba con el carro,  dos banderitas que estuvieron en la pizarra de aquel cacharro, flotaban de lo mas tranquilas, como si estuvieran disfrutando del frescor del agua. Era bonito verlas y lo dije. Elizabeth, la mujer de uno de mis amigos me miro con unos ojos de lanzarme  al agua y me dijo mira que tu eres comemierda chico no se que vamos a hacer ahora sin el carro que esta alla abajo. Cuando me dijo eso, la verdad es que me senti como si hubiera sido yo el que tire el carro a las aguas de aquel canal. De pronto comprendi que el traste estaba debajo del agua y no se porque senti pena, creo que lastima, pero me quede callado por miedo a las zaetas que disparaba Elizabeth y tambien para no perder la lata de sardinas con arroz blanco que comiamos todas las noches, religiosamente, cuando regresaba del trabajo y que encabronada y cagandose en todos nosotros, nos tiraba encima de un plato desechable. Le dije lo siento, Elizabeth, y no me miro mas durante toda la tarde. Despues terminamos de ver una pelicula de un submarino que viajaba por el cerebro de un hombre y que yo no entendi nada porque no sabia ingles. Las barreras del tren comienzan a bajar. Quedo cerca de ellas. Me entusiasma la idea de ver pasar tan cerca al tren. Cuento los vagones, uno, dos, tres.... Me canso. No sigo contando. Siempre me gustaron los trenes, debe ser porque nunca he viajado en ellos.  No se si deje la laptop abierta. El jodido gato juega sobre ella. Mi mujer recoge todos los gatos que se encuentra  o los  que sus amigas le dicen que se encontraron. No entiendo la facilidad que tienen para esos encuentros. Gatos.  De todas formas a mi tambien me gustan esos bichos. Se suben en todas partes, cagan y yo tengo que limpiar la arena apestosa. Ella no lo hace. Ella hace otras cosas, dice. ¿Yo hago otras cosas? No se, parece que no. Suben las barreras. ¿Cuanto tiempo demoro en pasar el tren? Alguien suena el claxon. Es por mi, que estoy comiendo mierda. Pero me encabrona que toquen el claxon aunque este comiendo mierda. Quisiera poder comer toda la mierda que quiera y que no tenga a alguien siempre recordandome que estoy comiendo mierda. Ayer fue sabado y yo estaba de lo mas contento curioseando por el Internet, con un trago que me habia preparado, un vodka y jugo de naranja y cubitos de hielo. La felicidad completa. Hasta puse el vaso sobre un portavasos que compramos en Ikea de un color verde muy bonito, para no manchar la mesa.  Yo solo en el comedor, el televisor apagado, las luces apagadas, solo la pantalla de la computadora iluminada  y ella bajo las escaleras diciendome algo atropelladamente. Le dije ah, si, porque no entendi un carajo. Despues  entendi: vistete, dale, que tenemos que ir al hospital. Fuimos. La madre de una amiga. Se muere y no lo sabe. Entre al cuarto. Ella iba delante de mi. Me da miedo entrar a los cuartos de los hospitales. No lo digo. Ella va rapido hacia la mujer acostada, con una mascara de oxigeno. La besa. La señora me mira. No me acerco, le digo como esta señora y me siento  estupido al preguntar eso. Bien mijo, me dice y veo sus ojos y recibo el mismo terror de esos ojos. Como has engordado, me dice. No, que va, es la ropa ancha, le contesto con ese chiste anormal. Ahora soy mas anormal aun. La señora susurra cosas y la mascara de oxigeno se llena de humedad y mi mujer le contesta y yo miro las paredes, un lavamanos, una jarra plastica color rosa viejo un armario color chocolate. Otro hombre que estaba alli me mira. Lo miro y no baja la vista. Le sonrio. El no sonrie. Creo que debo de decir algo y no digo nada. Mi mujer le acaricia la mano a la señora. Una mano aun bonita, con las uñas pintadas, la otra esta inflamada, parece que fuera a reventar. Miro el  techo. Salgo del cuarto. Respiro mientras busco el mismo elevador por el que subi. Me pierdo por pasillos que huelen a desinfectante. Pasa una mujer gorda vestida con ropa azul. Le pregunto. Me indica. Gracias, le digo. Me dan deseos de abrazar a esa mujer desconocida. Apretar su cuerpo gordo y decirle abrazame señora. Salgo. Se abre la puerta. El calor me golpea de pronto y me alegra. Me siento bien. Escribo un text message a mi mujer: estoy abajo, te espero. Lo envio. Recibo la respuesta: ok. Entro al carro. Pongo la radio. Estaba puesto un cd de Ney Matogrosso. A mi mujer le gusta mucho. Recuerdo la primera vez que me dijo mira, escucha esto y lo puso. No entendia casi nada, pero me gusto . Me gusto mas porque ella me lo mostraba y me miraba para ver mi reaccion y mientras Matogrosso cantaba yo recordaba su olor a miel. Llego mi mujer. Tiene los ojos rojos, ¿lloraste? le digo. No, me dice. La miro y me dan ganas de besarla en el cuello y sentir su olor y decirle no llores, no llores, asi tiene que ser, pero no digo nada y salgo del parqueo y pago los tres dolares que me pide el muchacho antes de abrir la barrera. Ahora tambien recuerdo aquel olor. Del carajo. Ese es el problema. Voy hacia el rio y me pongo con todo este lio. Siempre me pasa cuando conduzco por la 27 avenida. Es horrible, como casi toda esta ciudad y trato de no ver toda esta mierda. Suena el telefono. Es un amigo. Que vola me dice, quiere venir a la piscina con los hijos. Estoy lejos, le digo. Ok, otro día sera. Ok bro. Creo que no me cree. Siento mucho que no pueda venir a la piscina pero no se lo digo. En una luz un tipo se acerca a la ventanilla con un carton escrito: tengo hambre, dice el cartel. Siento asco por el tipo. Se que si le doy un dolar seria para drogas o cervezas. No le doy nada. Jodete cabron. El tipo me mira y veo que me dice el coño de tu madre. No lo dice pero yo siento que me lo esta diciendo de la misma forma que le digo jodete cabron. Esta bien, pienso, si a mi alguien me dice eso, tambien me cagaria en su madre. Estoy llegando a la 20 calle. Despues esta el puente. Paso una cafeteria horrorosa pintada de amarillo naranja. El olor a los chicharrones. Tengo hambre. Suena el telefono. Es mi mujer. Que haces, me dice. Nada. ¿A donde vas? No se, le digo. ¿Vamos a comer? ¿A donde? A donde tu quieras. Ok. Ok. Cuelgo. Cruzo el puente. Trato de mirar el rio. No se ve. Tiene barreras de concreto a ambos lados de la calle. En esta ciudad lo tapan todo, pienso. ¿Donde podriamos comer?

Saturday, September 8, 2012

Poema




Quisiera, por ejemplo
¿como te explico?
no tener que agredirme silenciosamente
todos los dias.
Quisiera ver en las cosas que pasan
una forma de vida
una cadencia suave
de irse yendo.
Y sentirme conforme.
Quisiera, tal vez, aunque sea minimamente
poder sentir entusiasmo por la pelota
o los carros
o los vuelos espaciales.
No estar buscando en las paredes
una mimica de la vida que no fue.
Quisiera que tu salud sea buena
y en vez de recordar,
que tu piel fuera un espacio
donde la vida se imponga por un instante.
'Tal vez soñar'
Quisiera escuchar silencio,
pero un silencio profundo que me llenara sin sonidos.
Quisiera, (y no rias por eso),
tener fe.
Creer realmente que algo impalpable me acompaña
y que no se pierde en el eco de mi plegaria inutil.
Quisiera que lo vivido con terror
no ocupara este espacio para no tener que odiar.
Poder retener las cosas
que mas quiero,
y que por una razon inevitable se deslizan,
inalcanzables y hermosas,
imperecederas en mi.

Mujer fantasma



La mañana es caliente en esta epoca del año. Sabado y compras de viveres. En el suelo sentada una mujer vestida con una burka daba algo de comer a una niña. Un fantasma de color negro, con una ternura inusitada. La niña con el atuendo de trapos por todos lados. Decia cosas a la  pequeña. Rien. Trato de observar a la mujer fantasma. Solo sus ojos por un momento me recuerdan que inmersa en esa coraza hay una mujer. Me pregunto como sera su piel. Imagino su pelo, los labios. Dentro de poco tiempo  la niña sera igual a ella,  aislada, perdida debajo de toda esa ropa.  Llega el hombre. Mira a todos lados desafiante. Su ropa es como la mia. Me mira con odio. Desvio la vista. Se que me observa fijamente. Pienso en una pelicula excelente que vi hace poco y se llama  Incendies. La mujer se levanta. Pierde el equilibrio y se apoya en el carro de las compras. Da la mano a la niña. Trato de ver esa mano. Salen caminando los tres. El hombre va delante. La niña sin ninguna razon se vira y me mira. Le sonrio. Tambien ella sonrie. Hala el brazo de la madre. Hablan. El fantasma por un segundo se da la vuelta  y me observa. Despues se abren las puertas. Salen.

Monday, September 3, 2012

Terminando el dia




Trajimos las compras hechas en dos supermercados. Ayudo a guardar las cosas en el refrigerador y en la despensa. Despues le digo a ella que se siente y paso el trapo por el piso. Quiero halagarla, decirle que es querida, mientras  escucha a Buika con los audifonos puestos y a cada rato le salen estrofas horriblemente cantadas. Leo un relato de Maurice Sparks y me dan ganas de tomar una copa de vino. Y abro la botella  y tomo y rebusco en su blog. Es peligroso, me digo. Pero,  ¿que mas da? Solo quiero que se alargue su fiesta y que ella este bien. La casa esta limpia, el rum rum de la secadora me gusta. June quiere jugar con la computadora y pone sus patas en el teclado. Me cago en su madre y lo aparto. El sabado fuimos a comer a un restaurante. Fue decepcionante. Buscabamos la semenjanza con el de la India, que cerraron en Coral Gables. Nada fue igual. Ni comida, ni magia, ni recuerdos. De mutuo acuerdo no iremos mas. Con el, tambien cerraron momentos nuestros. Cuando comienzo a pensar asi me pongo en el peligro de la cursileria barata. Ella tiene la sala llena de albumes. Creo que tambien en estos dias las cosas pasadas la han tocado un poco. Me muestra varias fotos. Rememoro el momento de cada una de ellas. Esta linda. Me aparto. Digo si, ya las vi y sigo en otra cosa. Ella se molesta. Cree que no me importa. Uso una de esas fotos para un post. Me gusta como quedo. Se lo digo. Sigo tomando vino.  Me dice que esa cancion que canta Buika le gusta mucho. A mi tambien me gusta. Me siento un poco mareado. Ya me he tomado casi la botella entera. Esta pasando el dia. Falta poco para que llegue la noche. Voy a abrir otra botella. ¿Por que no?

Recuerdo




Me cuesta trabajo recordar a mi padre. Recordarlo como un todo, como lo que siento que represento alguna vez para mi. Habita en mi memoria como cosas rotas, cosas antiguas y desgastadas que guardamos en un  cajon y un dia las desempolvamos y nos asaltan con la importancia que tuvieron en su tiempo.
Recuerdo de mi padre su voz, ese andar hacia delante, su olor a sudor. Los pelos negrisimos del pecho y los brazos. Su mirada cuando me hacia comer el pan con jamon que guardaba para mi. Tambien lo recuerdo muerto, ajeno a todo el mundo mio, lleno de tragedias, que he ido elaborando, amoldando, gozando, soportando.
Ayer fue un aniversario mas de aquel dia. Sin despedidas se despidio de mi. Como las mañanas que preguntaba  y ya se habia ido. Recuerdo como me angustiaban los comentarios que destilaba mi madre y mis deseos ocultos de nunca ser como el. Recuerdo una tarde que no quisiera recordar. Un sueño que se repite, donde  soy un niño y nos disparan desde algun lugar por encima de nosotros y corremos desesperados sin encontrar refugio. El reloj sovietico que me regalo. La pecera prometida y nunca vista. Asi viene a mi casi diariamente, trunco, pedazos separados de lo que fue su vida conmigo, como un puzzle viejo al que se le han perdido varias piezas.  Asi lo escucho cantar esa cancion tan linda, tan deliciosamente ridicula..." a las seis de la mañana, se oye el trinar del sinsonte" ...

Sunday, September 2, 2012

Señales en Nueva Jerusalen




Gabina Sanchez escucho la voz de la Virgen del Rosario. Aquel dia de junio de 1973, recibio el mandato de acercarse a Nabor Cardenas, un  cura  excomulgado por la iglesia Catolica, que paso a llamarse Papa Nabor. Asi, guiado por los mensajes que recibia la campesina y analfabeta Gabina ( ahora llamada Mama Salome y considerada vidente y mensajera  divina ) construyo, al sureste del estado de Michoacan, Mexico, el pueblo que fue bautizado con el nombre de  Nueva Jerusalen.
El Arca de Salvacion, como lo llaman los 3,000 campesinos que viven en el, es un lugar sagrado, donde alguna de las prohibiciones son:  no ver television, no escuchar la radio, no oir  musica, no bailar, no fumar o tomar alcohol. Papa Nabor, con la licencia que le dio la Virgen, guia con mano ferrea a las almas que su destino es salvar del juicio final.
Jugar al futbol u otro deporte que  utilice una pelota redonda tambien es prohibido porque su forma se asemeja a la Tierra y parece ser que la Virgen no quiere que se maltrate al ya depauperado Planeta. Siguen las prohibiciones y tampoco las escuelas permiten una educacion laica, aunque en el pais es un mandato constitucional.
Todo andaba mas o menos como Papa Nabor queria y sus moradores continuaban trabajando en la salvacion de las almas, hasta que poco a poco, algunos de los nacidos en el pueblo se han dado cuenta de que no todo estaba bien. Hoy exigen entre otras cosas, una educacion laica, y no vivir atormentados por mensajes divinos que obligan, niegan, apartan. Exigen una vida desprovista de señales divinas provenientes del cielo, canalizadas por la voz de Mama Salome.
Otras nuevas señales llegaron a Nueva Jerusalen. Señales divinas. Papa Nabor y Mama Salome perderan su ferreo mandato. Solo sera cuestion de tiempo. Una sola alma descarrilada basta para cambiarlo todo.

Saturday, September 1, 2012

Mariana

                                                                                 
 Tu nombre es casi mi nombre, cuando te llaman me exalto...
                                                            Pedro Luis Ferrer.  
                                                                            
                                                                                                         
Son los años, las historias, las ciudades que hemos cruzado juntos, la casa y los gatos, son el dia a dia y la risa, son tus comidas y tus canciones, son las niñas y el miedo, son los monstruos que nos acechan, son tu olor y tu cocina, son las fotos y tus sombreros, los secretos y las novelas, son tus abuelos y tu barrio, tus tarjetas guardadas y tus jabones,  las figuritas talladas y tus misterios, tus llamadas y tus deseos, las peliculas que lloras, tus restaurantes favoritos, son aquel mar y la noche, el libro que leimos juntos, el metro y Paris, el vino y la calle donde nos perdimos, tus chistes tan malos, New York y el frio. Y mas.

La balsa




El ultimo jueves del mes de Junio, Mario Rodriguez, desde el muelle de  Key Biscayne Yacht Club, avisto una rudimentaria balsa, solitaria y a la deriva que hacia peligrar con algun posible razguño, a los  lujosos yates anclados y amparados en el exclusivo club nautico. Un motor ruso de cuatro cilindros, vinilo azul, espuma de goma, varios agujeros de balas y pañales sucios, era lo que quedaba de la rustica embarcacion de 19 pies. Nadie en ella. No fue noticia. Es algo comun que pasa aqui en la Florida, destino de los cubanos que tratan de llegar a sus costas. Nada nuevo en el candelero.  Si no fuera porque Harry Gottlieb, el consultor de medios de comunicacion contratado por el club, quiere sacarle partido a lo que el considera "un tesoro especial" y busca patrocinadores para exhibirla, no hubiera salido en el periodico la reseña dos meses despues. Harry no va a encontrar a nadie que le interese una balsa mas. No hubo  investigacion, no se envio un helicoptero de la guardia costera a rastrear el mar, una minima busqueda para saber algo de sus ocupantes, ni siquiera quisieron saber quien cago en el pañal abandonado.  Dentro de poco tiempo, la destartalada balsa estorbara y sera una mancha fea en el club. Esta cerca del mar.  Como aferrandose a la ultima esperanza. Su destino sera inalterable: el de una balsa  solitaria y a la deriva.