Cuando me bajo del tren, todo tiene un
color gris y un color morado y el aire huele diferente. Prendo el motor del
carro y huelo La Habana. No es una nostalgia lo que me invade, es un
descubrimiento, la sensación de ser y estar y vivir dos tiempos al unísono. No
miro la fealdad circundante. Vivo otra. Soy joven y lo que es mejor, me siento
joven. Soy un hombre y un adolescente. Voy por un costado del minúsculo
aeropuerto. Mi vida real. Bajo de la guagua en movimiento y corro un
pequeño tramo hasta recuperar el equilibrio. Freno en el semáforo y
recuerdo que mi mujer me pidió que comprara leche antes de llegar. El
olor de los diente perros y el agua podrida. Allá y aquí. Sé que la casa ya no está.
En su lugar, un amontonamiento del mal gusto y la miseria. La capilla
resistiendo aun. Lo que queda de ella. Me espera una ensalada, Nani y su beso.
La ducha tibia, ropa limpia. Voy con un amigo descubriendo el cementerio
y robamos la alada mano de un ángel de mármol. Recitamos a Machado, Miguel Hernández,
Huidobro. Miro por la ranura de la puerta del baño y veo el agua que baja
y peina los pelos de su sexo. La humedad les da un tono de metal
brillante. Se adhieren a los muslos blancos, tan blancos... El tráfico no me
deja avanzar. Un perrito horrible entre los carros, asustado, desorientado.
Delante de mí, por la ventanilla, una muchacha lo llama, le hace señas. El
perro receloso la mira y no se mueve. Se baja otra muchacha y corre a
agarrarlo. Observo sentado al timón. Movimientos rítmicos. La juventud, que es
una danza. También es blanca, tan blanca...El perro huye. Casi lo atropellan.
La muchacha grita histérica. Aun así es linda. Ya no estoy allá. Si.
Coppelia y la magia. La Cinemateca proyectando un ciclo de Fellini.
La pizza con la malta. Doblo hacia la izquierda. Olvide la leche. Voy a
buscarla. La mujer me muestra empanadas, helados en especial. Compras uno y el
otro es gratis. Solo leche, gracias. Abro la puerta. Un beso, otro, otro.
La casa huele a mi casa. Me doy un baño, piyama limpio, perfume. Bajo las
escaleras con la ropa sucia en la mano. Pienso que voy a escribir. La casa.
Las paredes. La puerta. El
sofa. El horno. Las fotos.
Voy a postear un comment: qué bueno! Me gusta cuando tus dedos fluyen por las calles de la Habana.
ReplyDeleteGracias Ximo, colega.
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