Saturday, February 16, 2013

Fotos



Una foto, puede ser más ilustrativa que un video con sonidos. Por ejemplo: puedo mirar por horas albúmenes antiguos y disfrutar de cada detalle, cada expresión, actitud o simplemente, sorpresa. Pero me aburre infinitamente si veo más de veinte minutos un video familiar. Las fotos captan un instante que se pierde en el movimiento. Crean una magia imperecedera, estática y única. Tengo infinidades de imágenes en mi memoria de fotos de todo tipo que he visto durante toda mi vida y ni una sola de un video. Ahora, después de todo este desvarío, quiero llegar al punto que me hizo escribir esto: una foto de Nicolás Maduro, Elías Jaua y la procuradora general de Venezuela, Cilia Flores. Me cuesta trabajo, en este momento, imaginar algo mas patético. Estos tres importantísimos personajes del gobierno venezolano, posan para la cámara cargando sendas imágenes de vírgenes destinadas a la recuperación del presidente Hugo Chávez Frías. Están retratados en Cuba, país donde se encuentra en estado de gravedad su comandante. Observo las tres caras. Trato de separarlos de lo que representan y veo a tres subnormales posando para una cámara, representando la vulgaridad, la nimiedad  del Tercer Mundo. Veo en ellos lo que nos vende en el mundo civilizado. Gente bobinas, llenas de terror, creyentes subdesarrollados y oportunistas del momento. Me cuesta mucho trabajo aceptar como estos gobiernos son mirados legalmente en la otra parte del mundo. Ver a Evo Morales, a Ortega y su mujer, la hippie trasnochada o a Fidel haciendo ejercicios a la salida de un elevador, son de las cosas más tristes que se puedan recordar.  El Che Guevara fue más inteligente o vivió una época, aunque equivocada, si más genuina. Fidel Castro fue un emblema, un símbolo de esa  época (aquí no estoy juzgando su cacareada revolución ni su dirigencia). El Che fue también otro símbolo. Murió y quedaron para la historia fotos que lo captaban en su vida política. Fotos lindas, donde la cámara enfocaba a un hombre decidido, romántico, enérgico, trabajando como estibador, hablando en la ONU, fumando pensativo. No importa lo que era verdaderamente, ni importa si ahora cubre algunas t-shirts o es la imagen de una cerveza. Lo captaron para siempre. Fidel pudo competir con esas imágenes, pero no murió. Paso el tiempo, que nos va poniendo viejos, como dice la gran canción. Las fotos que quedaran son las de un loco decrepito vestido de Adidas,  mirando al lente con ojos sin vida  y su eterna  expresión de sorpresa  y  observando una olla de presión como si calculara el peso de un diamante. Fidel como un muñeco olvidado que a veces se descubre en un rincón y nos recuerda lo que fue en otros tiempos. Esos tres personajes cargando las vírgenes para llevarlas a la sala de hospital donde muere un presidente alejado de su país,  son una muestra de la incongruencia y la mediocridad de las políticas que representan. Foto histórica. Todo un símbolo que nunca adornara la camiseta  de un joven progresista.


2 comments:

  1. Ciertamente esa imagen, esas imágenes, no se guardarán ni en las T-shirts ni en los retazos de memoria estática de cualquier progresista, ni de ningún otro.

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