Una foto, puede ser más ilustrativa
que un video con sonidos. Por ejemplo: puedo mirar por horas albúmenes antiguos
y disfrutar de cada detalle, cada expresión, actitud o simplemente, sorpresa.
Pero me aburre infinitamente si veo más de veinte minutos un video familiar.
Las fotos captan un instante que se pierde en el movimiento. Crean una magia
imperecedera, estática y única. Tengo infinidades de imágenes en mi memoria de
fotos de todo tipo que he visto durante toda mi vida y ni una sola de un video.
Ahora, después de todo este desvarío, quiero llegar al punto que me hizo
escribir esto: una foto de Nicolás Maduro, Elías Jaua y la procuradora general
de Venezuela, Cilia Flores. Me cuesta trabajo, en este momento, imaginar algo
mas patético. Estos tres importantísimos personajes del gobierno venezolano,
posan para la cámara cargando sendas imágenes de vírgenes destinadas a la recuperación
del presidente Hugo Chávez Frías. Están retratados en Cuba, país donde se
encuentra en estado de gravedad su comandante. Observo las tres caras. Trato de
separarlos de lo que representan y veo a tres subnormales posando para una cámara,
representando la vulgaridad, la nimiedad del Tercer Mundo. Veo en ellos
lo que nos vende en el mundo civilizado. Gente bobinas, llenas de terror,
creyentes subdesarrollados y oportunistas del momento. Me cuesta mucho trabajo
aceptar como estos gobiernos son mirados legalmente en la otra parte del mundo.
Ver a Evo Morales, a Ortega y su mujer, la hippie trasnochada o a Fidel haciendo
ejercicios a la salida de un elevador, son de las cosas más tristes que se
puedan recordar. El Che Guevara fue más inteligente o vivió una época,
aunque equivocada, si más genuina. Fidel Castro fue un emblema, un símbolo de
esa época (aquí no estoy juzgando su cacareada revolución ni su
dirigencia). El Che fue también otro símbolo. Murió y quedaron para la historia
fotos que lo captaban en su vida política. Fotos lindas, donde la cámara
enfocaba a un hombre decidido, romántico, enérgico, trabajando como estibador,
hablando en la ONU, fumando pensativo. No importa lo que era verdaderamente, ni
importa si ahora cubre algunas t-shirts o es la imagen de una cerveza. Lo
captaron para siempre. Fidel pudo competir con esas imágenes, pero no murió.
Paso el tiempo, que nos va poniendo viejos, como dice la gran canción. Las
fotos que quedaran son las de un loco decrepito vestido de Adidas,
mirando al lente con ojos sin vida y su eterna expresión de
sorpresa y observando una olla de presión como si calculara el peso
de un diamante. Fidel como un muñeco olvidado que a veces se descubre en un rincón
y nos recuerda lo que fue en otros tiempos. Esos tres personajes cargando las vírgenes
para llevarlas a la sala de hospital donde muere un presidente alejado de su país,
son una muestra de la incongruencia y la mediocridad de las políticas que
representan. Foto histórica. Todo un símbolo que nunca adornara la camiseta
de un joven progresista.
Ciertamente esa imagen, esas imágenes, no se guardarán ni en las T-shirts ni en los retazos de memoria estática de cualquier progresista, ni de ningún otro.
ReplyDeleteGracias Ximo, por leerme y comentar.
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