Leí
asombrado dos poemas de alguien desconocido. Dieron conmigo y me entraron por
los ojos y se quedaron allí y después corrieron para instalarse donde conecto
con lo que me gusta. Busque al poeta y le mande un mensaje: oye, me gustaron con
cojones tus poemas, ¿tienes más? Lo que
hizo fue invitarme a su fila de seguidores de Facebook. Lo acepte, claro. Es
bonito que alguien te pida ser amigo. Casi nadie me pide a mí. Volví a insistir
. ¿Tienes más poemas?
Mientras tanto fui buscando, leyendo otras cosas. Ummm, no sé, mucho Dios,
mucha virgen, corazón, Martí, patria. Bueno, está bien. Pero hay palabras que
trato de evitar y cuando me encuentro
con ellas, me paralizo, a no ser que estén ahí para escupir, o gritar o algo así.
No melcocha. Eso no, por favor. Después, por insistir, por joder le envié la
dirección de mi blog con una nota: también soy escritor, todo lo digo aquí.
Pasaron los días y olvide al poeta y a sus poemas y sus palabras y cuando ya no
quedaban rastros, recibí un mensaje más o menos así: estimado Marco Martínez,
fui a su blog y busque una biografía suya, algún pequeño párrafo donde pudiera
relacionar su persona con lo que escribe y no lo encontré. Me quede mirando
aquello y lo volví a leer y lo volví a releer. Le conteste: queridísimo poeta,
no tengo ninguna reseña mía en el blog, pero si algunos cuentos, relatos,
ideas, palabras y mas palabras, pero si no le es suficiente con eso, puede
enviarme un cuestionario y se lo contestare, un abrazo. Todavía no he recibido
nada. Pero cosa curiosa, pienso en el poeta todos los días y leo lo que
publica. Soy uno de sus fans, le pongo like a todo, le comento, pero el poeta
no me contesta.
Te gusta lo que escribe, pero ¿tiene melcocha o no?
ReplyDeleteSin saber más de ti quizás no se confía. Cada uno tiene sus ronchas y sus cosquillas. Lo importante es que siga escribiendo. Mientras te siga gustando...
A mí me sigue gustando tu manera de escribir.