La revista Newsweek va a cerrar su edición
de papel para este fin de año y quedara solo la versión digital. Otro
icono que desaparece. La vida se acelera cada vez más. No hay de otra. Esta es
la que nos toco vivir. Leí en un blog que acostumbro seguir, hablando sobre
este mismo tema, que las paredes de las cuevas y las piedras quedaron vacías
cuando se invento el pergamino. Así es. Qué bueno. ¡Que revolución trajo la
imprenta! Imaginemos por un minuto, llorar por el cincel y el martillo o por un
pedazo de carbón para poder expresar lo que queremos. El progreso es adelanto y
es perdida. Todavía existen los libros de papel. Hay que aprovechar hoy la
insondable maravilla de regresar a un libro leído hace ya muchos años y tomarlo
con las manos, hojearlo, olerlo. Pero todo pasa y eso será en un futuro cosa
del recuerdo. Me parece bien. No soy de los que critican todo lo nuevo para
mantener una cadena con candados en el pasado. Disfruto muchísimo poder
leer La Ilíada en mi tableta electrónica. Me maravilla la pequeñísima acción de
mi dedo sobre la pantalla al encontrarme con la página que deje ayer.
Esta revolución electrónica no va a desmerecer nada que se haga bien. Siempre
se han editado bodrios de la literatura y no por eso el papel fue peor que el
papiro. Si ahora mismo estoy escribiendo esto es por algo que hace, no sé, 10
años atrás o menos no podía ni soñar. Con mi propio teléfono escribo, busco información;
algo impensado en la época del beeper, ese aparatico de museo que tanto ayudo.
Mis nietas no conocen un teléfono público, aquellas cajas en las calles que
formaban el paisaje de toda ciudad. Su paisaje es otro. Así es el progreso, ir
hacia adelante y dejar como cosas inservibles o caducas lo que fue reemplazado.
Newsweek se queda solo con la edición digital, bien. Los del dinero sabrán. Yo seguiré
pasando páginas con el dedo sobre la pantalla y alguna que otra vez
desempolvare los libros a los que regreso, con ese sentimiento único,
indescriptible.
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