Nací un 16 de Abril. Al
día siguiente desembarcaron por Bahía de Cochinos los cubanos de la brigada 2506 y ya el día 19
fueron derrotados por el ejército de Fidel Castro. Toda esta parafernalia de
guerra fue auspiciada por la CIA y apoyada por el presidente John F. Kennedy,
que al final no se decidió a llevar a cabo el apoyo por aire que necesitaban
para ganar una batalla de por sí mítica y llena de romanticismo. He crecido
escuchando y leyendo sobre esto y, de
una manera bobalicona, con un sentimiento de familiaridad en un hecho tan
conocido. Siempre que leí algo sobre el tema, relacionando a los cubanos, las
frases de apoyo y de insultos al Presidente, se mezclan en porciones casi
iguales. Pero lo que me resulta asombroso es que nunca había escuchado una sola
alusión a la salud del presidente más "mujeriego" antes de Clinton.
Es fácil escuchar a cualquier cubano decirle cobarde, amante de Marilyn Monroe,
que llegó a un acuerdo con Nikita Khrushchev
regalando Cuba a los rusos y que
luego Fidel lo mandó a matar en Texas. Pero nunca absolutamente nada de sus
enfermedades. ¡Ah, mi gente, tan abrupta, tan política, tan realista! En 1920,
antes de cumplir tres años de edad, John
pasó dos meses en la Clínica Mayo, ingresado con colitis. A los trece
años, en 1930, comenzó a perder peso y dejó de crecer. Fue tratado con
cortisonas, un tratamiento pionero pagado por su padre Joseph Patrick Kennedy,
que sentía hacia el adolescente el desprecio del hijo enfermizo y débil.
Operaciones y dolores continuos de espalda, úlcera en el duodeno, osteoporosis,
uretritis, terapias con esteroides, operaciones de la columna, fueron algunos
de los males que acompañaron al hombre que el pueblo norteamericano eligió en
1960, con la imagen de un joven pletórico e impetuoso, ante el viejo y
demacrado Richard Nixon, y que en Octubre de 1962 comunica al mundo el peligro
de una guerra nuclear con la Unión Soviética y la base de misiles instalada en
Cuba, poniendo al mundo en una situación histérica ante la inminente
destrucción. El hombre por la que tantas mujeres soñaban y que nació en
Brookline, Massachusetts, el día 29 de Mayo de 1917, y que a causa de la faja
lumbar que llevaba el 22 de Noviembre de 1963, en Dallas, Texas, no pudo evitar
el segundo y devastador disparo que le segó la vida a manos de Lee Harvey
Oswald. El presidente norteamericano que nosotros los cubanos odiamos y
admiramos por igual, con una mezcla extraña de machismo y desconocimiento.
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