Thursday, July 4, 2013

La especie


Cuando se traslada de un lugar a otro va dando golpes de boxeo al aire, la mayoría de las veces produce un grito agudo, como el de una corneta que una y otra vez sonara eeeeeeeiiiiiiiiiiigggggrrrrr, interminablemente.  Ahora que intento escribir esta onomatopeya horrorosa, comprendo que se me hace difícil porque no es un sonido de este mundo. Este personaje del que estoy hablando es una especie de animal que aún no aparece en ninguno de los catálogos de la zoología universal.   Pero ahí está, lo veo y lo sufro diariamente; es erecto y camina en dos patas, entra a mi trabajo y por lo que he podido observar, no causa terror en los humanos. Eso es algo que no comprendo del todo. Voy a aclarar que aunque yo sea humano, no todo lo comprendo de nosotros mismos.  Por ejemplo: si en este instante comenzara a caminar por aquí una hermosa jirafa, desplegando toda su gallardía, su cuello infinito, su belleza, estoy seguro que todos correrían huyendo, la golpearían, llamarían a la policía; como aquella vez que una iguana de color naranja y amarillo, preciosa, se negaba a  bajarse de uno  de los camiones que traían mercancías. Entonces, a esta cosa que galopa, patea, chilla interminablemente, y reparte amenazantes golpes al aire, no lo esquivan, no se horrorizan al verlo, no lo envían a una isla desierta en las Galápagos.  Peor aún, hablan con él y hasta los he observado riendo y comiendo juntos. Por momentos me entran deseos de llamar al Museo de Ciencias o al Departamento de Protección de Animales y explicarles algunas de las características de esta especie sin catalogar. Les explicaría que podría ser peligrosa para la fauna existente aquí en la Florida, porque a mi modesto modo de ver las cosas, creo que si lo abandonaran en los Everglades, los cocodrilos, que son los más resistentes, estarían en peligro de extinción; y a mí me gustan los cocodrilos y las serpientes, las arañas, las panteras y todos los bichos que conviven en esos pantanos inmundos. El bicho que no me gusta es este. ¿Que cómo se llama?  No tiene nombre. Si le pusiera un nombre lo humanizaría, sería como es un mono, un elefante, una cheetah, un hipopótamo; casi familiar.   Porque al nombrar algo ya es fácil tomarle cariño.  Entonces, esta especie sigue produciendo ese sonido interminable eeeeiiiigggggrrr, tirando uppercuts al aire, crochets, spinningbacks, hooks, amenazando sin sentido por su propia razón de ser, sin nombre, sin nada que lo defina, y sigue aquí,  conviviendo con nosotros.

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