El asombro no tiene fin. Creo que lo
he visto todo y de pronto, como por encanto, frente a mí se abre un nuevo
panorama con matices paranoicos, por no decir tristes, casi incomprensibles
por la simple y continua brutalidad. Cuando observo a los animales en su
lucha por la supervivencia, no dejo de imaginar que es terrible vivir de
esa forma y sin embargo la vida cotidiana me demuestra que se puede ser aun más
salvaje. Nacen personas que solo están ahí para hacerle la vida un poco mas difícil
a las demás. Es el cuento de nunca acabar. Para hablar de otra cosa, allá
en la Ciudad del Vaticano están reunidos a puerta cerrada los clérigos para
elegir un nuevo Papa. Aguardan por la iluminación divina para escoger al
que nos conectara con el Espíritu Santo. Afuera miles de seguidores emocionados
esperando el humito blanco: Habemus Papam! La vida no deja de asombrarme. Y los
reyes y la pompa ceremoniosa y los seguidores de todas esas fanfarrias. Lo
mejor de todo son los chistes que circulan por la internet con relación al
estrenado Pontífice argentino. Eso demuestra que no todo el mundo se toma muy
en serio a la iglesia y así es más saludable. Una de las cosas que leí
fue que van a cambiar el agua bendita por chimichurri. Me dio mucha gracia.
Creo que todos estos espectáculos de cierta manera son necesarios. La gente
quiere diversión y como algunos van a un concierto de rock y se
enloquecen y gritan y les dan patatús, otros van a la Plaza San Pedro por
el espectáculo divino y otros en Caracas siguen a paso de rumba, comiendo
arepas a la momia de Latinoamérica Tutanchavez. Así somos, aburridos y simples,
buscando un guía que nos señale el camino en el que nos perdemos, aunque llano
sea. Como dice los
puertorriqueños: no hay mas na'.
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