No recuerdo donde leí que un grupo de estudiosos (de esos que todo lo que dicen está bien dicho y para colmo le pagan por ello) llegaron a la conclusión después de exhaustivos años de trabajo y esfuerzos, de que todo en este mundo es una mierda. Bueno, si ellos lo dicen... Yo pensaba casi lo mismo y sin estudiarlo mucho. No, no, no piensen que pretendo compararme con esos eruditos; ¡para nada! Pero modestamente, quiero decir, que ya me imaginaba que las cosas no iban por muy buen camino. Ellos se sentaron en oficinas muy bien iluminadas, bonitas, vamos a poner un ventanal de cristal transparente donde se disfruta con la hermosa vista de la ciudad, y frente a las más modernas computadoras y tazas de cafés, escuchando la música deseada, analizaron, llevaron rigurosas encuestas electrónicas, compararon datos, fechas, países, tipos de gente, costumbres, razas, arte, guerras, trabajos, muertes, delincuencias, calorías, diversiones, coeficientes de inteligencia y al terminar anunciaron: señores, no tenemos buenas noticias para darles, llegamos por fin a una conclusión lapidaria, debastadora: ¡todo es una gran porquería!. Y así lo publican los grandes periódicos del globo terráqueo, es el tema de conversación de los intelectuales (los más refinados, porque los otros siguen hablando de cómo le entra el agua al coco o si llegó primero el huevo o la gallina); se escucha en la radio, se copian las frases en Twitters, en Facebook y en otros lugares aún más aburridos. O sea, que el mundo ahora si está consciente de lo que muchos sospechábamos. Todo es una basura. ¿Y ahora qué? ¿Que me dirá mi mujer cuando le muestre esa noticia y le diga: viste que no soy tan comemierda como tú dices? De solo pensar la cara que va a poner me entran ganas de orinar. Y yo hago un paréntesis y me pregunto: ¿pero nadie se acuerda del gran Enrique Santos Discépolo y su imperecedero Cambalache? Porque ya lo dijo él hace tiempo entre los gemidos del bandoneón y una nube de humo promisoria: "que el mundo fue y será una porquería ya lo sé... En el quinientos seis y en el dos mil también"...Eso no me lo tenía que decir nadie. Solo con mirar a mí alrededor tengo suficiente. Lo veo en todos lados, en las noticias, cuando me toca pagar la casa, si llamo al mecánico del carro, cuando entro a mi trabajo todas las mañanas, esperando el tren, en la caja del supermercado, cuando palpo la miseria humana, cuando explotan las bombas. No es noticia. El famoso estudio no sirvió para nada. ¡Que el tango continue!
Saturday, June 22, 2013
El estudio
No recuerdo donde leí que un grupo de estudiosos (de esos que todo lo que dicen está bien dicho y para colmo le pagan por ello) llegaron a la conclusión después de exhaustivos años de trabajo y esfuerzos, de que todo en este mundo es una mierda. Bueno, si ellos lo dicen... Yo pensaba casi lo mismo y sin estudiarlo mucho. No, no, no piensen que pretendo compararme con esos eruditos; ¡para nada! Pero modestamente, quiero decir, que ya me imaginaba que las cosas no iban por muy buen camino. Ellos se sentaron en oficinas muy bien iluminadas, bonitas, vamos a poner un ventanal de cristal transparente donde se disfruta con la hermosa vista de la ciudad, y frente a las más modernas computadoras y tazas de cafés, escuchando la música deseada, analizaron, llevaron rigurosas encuestas electrónicas, compararon datos, fechas, países, tipos de gente, costumbres, razas, arte, guerras, trabajos, muertes, delincuencias, calorías, diversiones, coeficientes de inteligencia y al terminar anunciaron: señores, no tenemos buenas noticias para darles, llegamos por fin a una conclusión lapidaria, debastadora: ¡todo es una gran porquería!. Y así lo publican los grandes periódicos del globo terráqueo, es el tema de conversación de los intelectuales (los más refinados, porque los otros siguen hablando de cómo le entra el agua al coco o si llegó primero el huevo o la gallina); se escucha en la radio, se copian las frases en Twitters, en Facebook y en otros lugares aún más aburridos. O sea, que el mundo ahora si está consciente de lo que muchos sospechábamos. Todo es una basura. ¿Y ahora qué? ¿Que me dirá mi mujer cuando le muestre esa noticia y le diga: viste que no soy tan comemierda como tú dices? De solo pensar la cara que va a poner me entran ganas de orinar. Y yo hago un paréntesis y me pregunto: ¿pero nadie se acuerda del gran Enrique Santos Discépolo y su imperecedero Cambalache? Porque ya lo dijo él hace tiempo entre los gemidos del bandoneón y una nube de humo promisoria: "que el mundo fue y será una porquería ya lo sé... En el quinientos seis y en el dos mil también"...Eso no me lo tenía que decir nadie. Solo con mirar a mí alrededor tengo suficiente. Lo veo en todos lados, en las noticias, cuando me toca pagar la casa, si llamo al mecánico del carro, cuando entro a mi trabajo todas las mañanas, esperando el tren, en la caja del supermercado, cuando palpo la miseria humana, cuando explotan las bombas. No es noticia. El famoso estudio no sirvió para nada. ¡Que el tango continue!
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