Saturday, November 2, 2013

Muchacha en el andén


Se movía lentamente
(los audífonos puestos)
junto a las vías del tren
cerraba los ojos
y había un sol
que calentaba a medias,
una brisa
arboles
edificios como espejos
sonidos de autos
de un avión
y ella, única, se balanceaba.
Podría adivinar lo que escuchaba,
pero no, mejor no.
La dejé allí
al borde del andén
ondulante
solitaria
joven
escuchando la música
que por prudencia
no adiviné,
guardé los sonidos
los arboles
los edificios
guardé hasta el andén
y por último, a ella.
Después penetro,
en un instante irrepetible,
inútil,
en este mísero poema.

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