Sunday, November 18, 2012

El tiempo



Si se tuviera una pequeñísima noción del tiempo de vida que nos va a tocar vivir, otro gallo cantaría. Porque cuando se nace, la distancia entre la vida y el fin de esta es abismal, no existe. Y después, cuando comenzamos a crecer, son tantos los acontecimientos, son tantas las esperanzas y las trampas que la idea del fin no va acorde al empuje de la vida. De esa forma o por eso, se malgasta. Aunque yo pienso que esta palabra es relativa. Malgastar en algo, puede tener muchas interpretaciones. Lo que para mi puede generar un placer infinito, para otro seria un suplicio. Llévenme, por ejemplo al flamante stadium de los Marlins a ver un juego. No importa contra cual equipo. Sería una tortura. Me sentiría como un alienígena entre esa muchedumbre que grita hasta perder las cuerdas vocales. Para muchos de esos que están viendo el juego me tomarían como un perdedor, si me ven leyendo La inmortalidad  de Kundera,  por ejemplo. Así es en todo. Pero si es verdad, que a pesar de las diferencias, existen cosas generales por las que perdemos nuestro tiempo y que son irrecuperables. Con la  familia es una de ellas. ¿Cuanto tiempo malgastamos cuando se hiere, se discute, con las personas que uno ama? Como se pierde el tiempo cuando ponemos distancia. Porque la peor distancia es la que está a centímetros de ti. Continuamos un día detrás del otro posponiendo a veces lo que es verdaderamente genuino por cosas perecederas, sin raíces y sin una verdadera importancia. El tiempo, como casi todo,  es relativo. Si pudiéramos usar el nuestro solo en lo que queremos realmente, todo seria más llevadero. Pero se interponen siempre cosas que hacen los momentos más complejos y difíciles. De todas formas, esto es lo que hay, o lo tomas o lo dejas, tú decides con el tuyo. 


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