Saturday, March 16, 2013

La feria



En los terrenos de una iglesia del barrio, en esta época del año, levantan, como algo mágico, una feria. Lo que antes era un espacio infinito de hierba se convierte en un espectáculo de luces, monstruos en movimiento, olores a dulces y comidas refritas, gritos, algarabías, risas, adolescentes y niños. He visto un poco,  cuando arman todo este amasijo de locuras, a  hombres que son la imagen del desapego  y de la soledad. Caras y cuerpos  cansados que se mueven sin raíces por las intrincadas ciudades del país. Hombres y mujeres marcados por el alcohol y las drogas. Gente arrancada de "los terribles encantos que tiene el hogar". Viven y se hacen viejos mientras la carretera no es más que la continuidad de lo mismo,  tras los amasijos de hierros viejos  vueltos a pintar,  para  maquillar la decrepitud. Vida vivida en cualquier lugar, recuerdos mezclados y confundidos en la prisa diaria. No ha cambiado mucho esta tradición legendaria. Imagino que son como una raza apartada, desperdigada y casi invisible. Sin libros, ningún cuadro o fotografía adornando una pared deseada, sin un árbol que cuidar.  Ya esta lista la fiesta. No se piensa inmerso entre el ruido, las luces y la vida dando vueltas y vueltas. Gritos, comidas, tickets. Los hombres invisibles esperando. Cervezas, drogas, rabia. La feria  espera. Pasen todos.


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