Sunday, April 14, 2013

Happy Birthday


El martes 16 voy a cumplir 52 años. He vivido 51 Navidades, cincuenta y una vez, alguien me ha felicitado, participe la misma cantidad de veces en las fechas de mi madre; si multiplicara 51 por los días vividos, ¿cuantas veces he visto amanecer, caer el sol y llegar la noche? Si siguiera enumerando acontecimientos parecería el infinito, además de manido. Y hoy estoy aquí, escondido tratando de escribir estos sinsentidos en mi celular y puedo decir que nada queda, como el poema de Machado. Que a estas alturas, cuando me he creído de regreso de todos los caminos, solo preguntas contestan a mis preguntas. Creo que en los últimos tiempos he logrado algo (que como todo se convierte en una duda) y es que casi he podido desterrar a la nostalgia. Es un ejercicio diario, casi imperceptible, pero constante. Hay trampas en ello. Pero esas solo yo las reconozco. Ir cambiando la nostalgia por una especie de empeño, de constancia, puedo decir. Porque con lo ya vivido, llegue a la conclusión de que la nostalgia es un mal demasiado molesto y resquebraja, hace perder fuerzas y te convierte en un ser vulnerable  y eso es muy peligroso. Las conclusiones son inútiles, porque nada concluye, sino que se amolda a otra forma de sentir y de ver. Pero como no me cabe ninguna duda y solo soy esta cosa que ahora trata de explicarse;  que después no hay nada más y que estamos tan solos que espanta, trato  de no perder la rabia. Porque sin la rabia, no tendría sino vacío, hueco. Y es desde esa rabia donde me apoyo primero para seguir y después para reírme de mi mismo, que es la única forma de mandar todo a la mierda, aunque fuera simbólicamente. Happy Birthday, Marquito.

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