Sunday, April 28, 2013

Momentos


Hay momentos que se deben  guardar porque son por lo  que la vida vale la pena. Momentos que son nada, instantes en los que se agradece el estar vivo, que es lo  que importa, porque lo contrario es no existir y eso es ya la nada, la ausencia de todo, del dolor y de  la vida, que es casi lo mismo. Hitchens aun habla, porque lo leo y disfruto y recibo lo que dice y me emborracho con vino, como los antiguos y mis nietas me joden pidiéndome comida. Mariana trajo dos gatos mas. Uno viejo y bueno y triste y el otro es como una pulga vulgar y barrigona. Ya no peleo con ella. Secretamente me pregunto como podría no ampararlos como ella lo hace y con cara de pocos amigos, limpio la mierda y les pongo agua y comida y qué carajo, si es lo único que se puede hacer.  Estoy borracho, eso es evidente. Nataly se sienta a mi lado. Viene de darse una ducha y tiene el pelo mojado y es tan linda que me duele que sea tan linda, mientras Mariana le toma una foto tras otra. Mariana es un pain in the neck con eso de las fotos, pero la creo  magistral, aunque    no se está quieta un segundo, jodiendo, apuntando con el lente y tomando fotografías  imperecederas. Ahora Serrat canta Aquellas pequeñas cosas y es como toda esta bobería que estoy escribiendo en mi teléfono, apresurado, por encima de ruidos, de reclamos, de la cotidianidad  misma, que es la que me toco vivir y no tengo otra y de un limón, tengo que hacer limonada, porque ¿que mas puedo hacer?. Ahora le toca a Pablo.  El tiempo pasa, dice. Y pasa de verdad, duro, implacable, pero no hay mas na' y así tenemos que seguir y amar y decir a veces oye, que bueno que estemos aquí, y comer rico sin importarnos las masas y mandar todo al carajo;  a los bancos,   a la familia  y a  las hermanas terribles y soportar que me muestres una foto tras otra foto y quererte como te he querido por todos estos interminables años donde nos hemos dado cuenta que la guerra personal que libramos diariamente es la única muestra de amor que nos queda y continuar a trompicones, tu ahí y yo ahí.  Me  termino la botella de Malbec que compramos hoy en el Costco, en especial. Dice Mercedes que le da gracias a la vida. Yo no sé muy bien que eso significa pero estoy aquí y escribo y soy yo y me siento como un trompo dando vueltas y más vueltas  y no me importa esto que digo ni lo que no digo. Porque tu estas sentada frente a mí  y soy afortunado, casi, casi, lindando con lo ridículo.  ¿Y qué? Supongamos que todo es ridículo, cursi. Bueno, sí. Así es. Las cosas son tan simples que asombran. Esto es lo que hay. He dicho.

Saturday, April 27, 2013

Silencio



El silencio. ¿Que es realmente? ¿Como se consigue en esta colmena infinita en la que estamos sumergidos? ¿Donde encontrarlo si nos rodean avasalladoramente la gente y sus teléfonos, la música, ¡ay la música! los gritos, las televisoras, la chusmería, la insoportable estupidez humana, la ciudad y sus eructos? Si pudiera disponer de dos o tres horas al día para estar a solas, sin que nada interrumpa ese milagro... La soledad y el silencio se me han convertido en algo literario, o sea, ficticio. Tengo recuerdos de un silencio profundo que no dejan de ser una mezcla de imaginación y añoranza. Es una mañana en una solitaria carretera de los alrededores de Charleston. Campos interminables de girasoles. Un lago y una construcción de madera en ruinas y el silencio entre nosotros.  Pesaba el silencio. Otro día perdido por unas montañas en los alrededores  de Atenas, un barranco y allá el  Mediterráneo, el frio y charcos de nieve, el viento, el sonido del viento y una soledad embriagadora, el vacio para saltar y perderse, el olor del invierno. Unas horas. Literatura, imaginación, solo ahí. Lo demás es ruido, bulla, comparsa, tribu. La realidad. Queda la busqueda.


Tuesday, April 23, 2013

Kamasutra



El Kamasutra se ha convertido en un blog o en varios. Los gurús sexuales nos dan recetas con detalles minuciosos de cómo ir paso a paso por los laberintos genitales para hacer del placer erótico algo sublime, con matices poéticos y lo que es mejor, descubrir el agua caliente. Estos poetas de la sexualidad, incansablemente, día a día, nos recuerdan que sus exuberantes y hermosos penes (casi son textuales estas palabras) reposan o trabajan, dependiendo del  momento y de la pose de turno, para alertarnos o  mostrarnos una nueva y liberadora manera de vivir inmersos en el infinito mundo del cuerpo para el placer. Las mujeres son ( para ellos, claro ) maquinas eróticas que funcionan cuando nosotros ( ¿digamos los penes o sus penes? ) aprenden con sus elaboradas teorías a accionar las palancas para volverlas aun mas putas, mas gozadoras. Espejos, vegetales, bares,  (todo vale), cuentos, mini cuentos, novelas, poesías, frases en Facebook, seguidores en Twitter, fotos, etc, etc, etc;  nos muestran  los maestros mientras profundizan en teorías descubiertas y elaboradas por ellos para nuestro bienestar. Tengo un libro del Kamasutra en casa. Es hermoso. Las ilustraciones son obras maestras. Me he reído en ocasiones, leyendo sus conceptos y enseñanzas, aun teniendo en cuenta que fue escrito en el siglo XIII, según los eruditos. En el XXI, que es donde vivo, cuando leo a los gurús actuales, sonrio, recordando el dicho tan popular que dice:  dime de qué te alabas y te diré de lo que careces.



Saturday, April 20, 2013

Noticias


Por la tarde cuando estaba dejando a los muchachos en sus casas, Mariana iba a entrar con el bus escolar a un exclusivo barrio de Miami Lakes  y se encontró con el  Swat  Team  portando todo tipo de armas y no la dejaron entrar. Le exigieron que se fuera, mientras un helicóptero sobrevolaba el lugar. Cuando llegamos a casa, aun sin darme una ducha, nos pusimos a ver las noticias. En los canales en ingles no dejaban de pasar una y otra vez el video de los dos sospechosos que el FBI quiere identificar en relación a las bombas de Boston. Las cartas al senador y al Presidente, la explosión en Texas. En los canales en español, veía como unas buldócer destruían unos cajones toscos y feos, que después me di cuenta que eran maquinas de juegos, según ellos, ilegales. También supe que por la saguesera se formo la grande porque identintificaron una olla de presión en la acera y llego el equipo antibombas, evacuaron el lugar y cuando la iban hacer estallar, apareció una vieja, reclamando su olla con frijoles negros, que eran la cena de esa noche.  ¿Por qué dejo la olla en la calle? Eso ningún periodista lo explico. Paso otra vez a un canal americano. Detalles, entrevistas con familiares de las víctimas, videos, conferencias de los alcaldes, médicos, Obama. En los hispanos,  Raul Castro, Maduro y su pajarito, Capriles con cara de escolar regañado, venezolanos en una arepera del Doral exigiendo el reconteo de los votos. Me quede con las ganas de saber que había sucedido en el barrio. Fui a darme una ducha. Limpiarme la mugre. Tal vez olvidar.

El enfermo



Otra vez el carro con problemas. Hablar con mecánicos, escuchar, aceptar, pagar. Todo termina con ar; que horror, como vagar, cagar, pero eso es placentero. Excepto desplazarme de un lugar al otro, todo lo que tenga que ver con mecánica me produce estrés, terror, abulia. Admiro a esos hombres que todos los días están haciendo algo en el carro. Más bien los envidio. Como envidio a los que veo corriendo por las aceras, sudando, cuidando los músculos, el colesterol, la presión de la sangre. De verdad, no tienen doble sentido  mis palabras, ni una crítica escondida. Literalmente yo quisiera ser mecánico, quisiera ser deportista. También hubiera querido tener el valor (o la falta de él) y haber usado drogas. Si, ¿por qué no? Me intrigan esos viajes enajenados por las tonterías psicodélicas que tanto han exaltado el rock, la literatura y el arte en general. Ser, como dicen en inglés a bad boy. Porque vivir tan bien comportado aburre. Y un gordo bueno es patético. Y llorón es ya para matar. Bueno, a lo que iba: no se que tiene el carro. Es algo así como si estuviera tan cansado como yo de toda la porquería que me rodea y para joder, se venga conmigo, que soy el único que le presta atención. No quisiera escribir que lo quiero porque sería demasiado estúpido. Pero sí, quiero a ese cacharrito que ha caminado conmigo por los laberintos de esta ciudad y también por la maravilla de NY. Ha estado ahí cuando amantes y erotizados hemos hecho el amor en un callejón solitario. Cuando iba
a tratar de salvar a dos de mis nietas y a ese muchacho que no es nada mío, pero maltratado igual. Este carrito y yo nos conocemos y la vejez nos está haciendo estragos a los dos. Y es ahora un dolor de cabeza más. Un enfermo a mi vera.


Dia 16



Salí del trabajo una hora antes. El más apreciado de mis jefes  me vio partir, observándome, midiéndome, con ganas de romperme el culo. No le dije nada. Hoy no es tu día, pensé cuando me cruce con él. No he roto ningún código, así que chúpate el codo, hijo de puta. Eso iba diciendo o  pensando.  Al momento lo olvide. Si pienso más de dos minutos en ese personaje me enfermo. Llegue justo a tiempo antes de que cerraran, a ese lugar espantoso donde venden todo tipo de trastes para camiones, buses y esas cosas terribles. Pague por una manguera hecha en México $ 54.00. Costó más el envió desde no sé dónde; Tombuctú, Groenlandia, que la misma estúpida y sencilla manguera. Pero el bus que maneja Mariana está parado hace tres días y si no trabajas, no comes. Para mí un motor es algo semejante a un monstruo que quisiera devorarme. Me dan pánico, los detesto. Si fuera rico, no abriría el capo de un carro jamás. Al final puse la dichosa manguera. La apreté bien con unos aros de metal, rellene de antifreeze  el radiador y todo aparentemente normal. Observe, espere, aguante hasta dolerme, las ganas de orinar y me fui a casa cubierto de grasa, contento por haber arreglado el daño y temeroso de que algo no resultara. Si le hubiera pagado a un mecánico $ 200 mi fe seria absoluta. Pero no confío en mi cuando hago esas cosas. Tengo problemas con la fe. Es una palabra que no me gusta. Entonces después de bañado y más relajado, mi hijo Leo llego trayéndome unas flores amarillas y un libro de Christopher Hitchens, Hitch- 22. Alerte antes a mis dos hijos: no  quiero calzoncillos, medias, shorts, linternitas, ni crema de afeitar. Quiero a Hitchens. Ya Tati pidió otro que me llegara por correo. La sensación de recibir un buen libro es casi indescriptible. Soy de la electrónica, de la tablet. Maravillosa. Pero hojearlo, olerlo, pasar las paginas, eso no se compara. Me dijo Mariana que nos hacíamos viejos. En el fondo, respondí, sin tomar en cuenta la depauperación continua del cuerpo, no dejo de sentirme joven. Algo en mi, profundamente mantiene esa sensación. Ella dice sentirse vieja. Yo no pienso así si huele tan rico como el primer día y sus pechos son tibios, blandos para abandonarse sin cautelas. Todavía existen rincones tibios, le digo. Vamos a dormir, viejito, contesta.


Sunday, April 14, 2013

Happy Birthday


El martes 16 voy a cumplir 52 años. He vivido 51 Navidades, cincuenta y una vez, alguien me ha felicitado, participe la misma cantidad de veces en las fechas de mi madre; si multiplicara 51 por los días vividos, ¿cuantas veces he visto amanecer, caer el sol y llegar la noche? Si siguiera enumerando acontecimientos parecería el infinito, además de manido. Y hoy estoy aquí, escondido tratando de escribir estos sinsentidos en mi celular y puedo decir que nada queda, como el poema de Machado. Que a estas alturas, cuando me he creído de regreso de todos los caminos, solo preguntas contestan a mis preguntas. Creo que en los últimos tiempos he logrado algo (que como todo se convierte en una duda) y es que casi he podido desterrar a la nostalgia. Es un ejercicio diario, casi imperceptible, pero constante. Hay trampas en ello. Pero esas solo yo las reconozco. Ir cambiando la nostalgia por una especie de empeño, de constancia, puedo decir. Porque con lo ya vivido, llegue a la conclusión de que la nostalgia es un mal demasiado molesto y resquebraja, hace perder fuerzas y te convierte en un ser vulnerable  y eso es muy peligroso. Las conclusiones son inútiles, porque nada concluye, sino que se amolda a otra forma de sentir y de ver. Pero como no me cabe ninguna duda y solo soy esta cosa que ahora trata de explicarse;  que después no hay nada más y que estamos tan solos que espanta, trato  de no perder la rabia. Porque sin la rabia, no tendría sino vacío, hueco. Y es desde esa rabia donde me apoyo primero para seguir y después para reírme de mi mismo, que es la única forma de mandar todo a la mierda, aunque fuera simbólicamente. Happy Birthday, Marquito.

Saturday, April 13, 2013

Vista de aguila



¿Se puede recuperar el tiempo perdido? Seria aun más tonta que la pregunta una respuesta afirmativa o negativa. El tiempo perdido. ¿Que perdí realmente? ¿Cual sería el peso de la añoranza por algo perdido? Podría ser tan importante que sería una marca, un lastre con el que se carga durante toda la vida. Pero lo realmente "perdido" no existe. La vida es un suceso que no deja espacio ni para respirar. Lo que se quedo atrás no  es mas que ese proceso inexorable por el que vamos dando vueltas sin poder aferrarnos a una pared para sostenernos de la caída inmisericorde. Cada hora, cada día que pasa, compruebo que nada, absolutamente vale la pena. Por supuesto, si alguien es lo suficiente masoquista y mañana lee estas líneas que escribo hoy se dará cuenta que estoy divagando, hablando y ocultando a la misma vez lo que quiero decir, más bien lo que quiero gritar. Ya en otras ocasiones he escrito sobre   la primicia de ser solo, de no poder soportar lo que me rodea y no voy a seguir con la misma cantaleta, porque aburriría aun mas. Pero no estoy equivocado. Más bien me quedo corto en las afirmaciones al respecto. Ayer muy temprano en la mañana, mientras todos dormían, invite a Mariana a caminar cámara en mano para retratar el amanecer. Tengo una vista de águila para las cosas a distancia y lo mismo le mostraba un lagarto que una ladybug. Mientras ella tomaba fotos hablábamos. De nada y de todo. Reíamos, contábamos cosas, criticábamos a los demás.  Sin dudarlo un segundo ahora digo que ella es la única persona en el mundo que conozco a la que soporto. Aun con lo insoportable que puede llegar  ser. Aun con las ganas de matarla a veces,  con las peleas,   la incomprensión y la discusión por cualquier idea. Nadie más. Porque mis nietas son un impuesto, algo maravilloso que llego sin que tomara partido. Tres personajes que me rodean y me aturden, porque todo hacia ellas es demasiado. Pero Mariana es otra cosa. Y eso no se construye o aparece en un día. Ese es el verdadero tiempo. ¿El perdido? ¿Que fue lo perdido? No he podido visitar Venecia. Creía que no hacerlo me restaría. Hoy pienso lo mismo, pero sin angustia. Y digo Venecia solo para ilustrar un hecho. Nada pasaría en mi si al final, no cumplo con los deseos acumulados. Mi hermana llego. Deje de verla hace 33 años. Se perdió ese tiempo entre nosotros. Ahora esta aquí conmigo. Bastaron dos días para que todos los matices surgieran y se mostraran. Ese tiempo pasado ya se lleno. Nada más. Dije anteriormente que tengo vista de águila. Eso es bueno. Eso es malo.


Beyonce



Ahora resulta que Beyoncé fue a Cuba con su marido Jay-Z. Primera noticia en el periódico, rasgaduras de ropa, protestas, sentencias de políticos, condenas en Internet, etc. Beyonce en un paladar, paseando por las calles de La Habana, dejándose admirar por cientos de cubanos. Una de las sentencias  de las organizaciones de este pueblo era que exhibía un estilo de vida a la que los cubanos de allá no tienen acceso. Bueno, bueno, ¿ hasta dónde vamos a llegar, pueblo mío? ¿Es que los cubanos de aquí podemos tener la vida de ella? ¿Que se suponía que hiciera,  la cola para la papa, la onza de café, que le alquilara un cuarto en una azotea a un vieja alcahueta? ¿Que esgrimen toda esa gente? ¿Donde está el sentido de la libertad, de la manoseada democracia, si todo lo que pretenden es prohibir, perseguir, acusar, chivatear? A mi Beyonce como todas las cantantes del momento, me interesan solo si en una radio  sus canciones molestan  a mis oídos. Pero pienso que tiene el derecho de ir  donde le plazca y derrochar belleza, dinero y glamur, donde quiera hacerlo. Después vi a la senadora republicana Ros- Lehtinen tratando de que investiguen si podían  o no ir a La Habana.  ¿Cuanto se puede hacer el ridículo? ¿Esta señora trabaja para el pueblo norteamericano o para la muchedumbre de Hialeah? Otra de las cosas que me hicieron sonreír fue la foto de Jay-Z con un t-shirt con la imagen del Che. Recuerdo un 1ero de Mayo en Paris hace ya algunos años. Caminábamos por las calles y de pronto nos topamos con una manifestación de trabajadores. Gritaban, cantaban y yo no entendía nada, porque (que pena) no hablo francés; pero si reconocía las banderas, las fotos y toda esa parafernalia típica de las protestas izquierdistas; y, mezcladas  con todo eso, fotos del Che. Yo era  joven y enamorado y para que ella riera, entré en aquella marea humana a paso de conga y cantando: Ché, Ché, Ché, ay!, Che Che Che, mientras ella reía feliz y despreocupada. Y entonces los cubanos a protestar por el pullover del tipo. ¿No tienen limite en el ridículo? ¿Que le importa y  que sabe ese negro millonario rapero, que se pasea al lado de una diosa, que se la  cena cuando quiere, del Che o de Cuba o del copón divino? Que se ponga la foto que le dé la gana, que hagan lo que quieran hacer. Son libres. Los cubanos que eso les preocupa, no lo son.


Saturday, April 6, 2013

Dos mujeres y el tiempo

                                                                           foto: ania powalowska

Desde su computadora Mariana me envía una  foto de la fotógrafa Ania Powalowska. Una vieja que abraza la cara de una mujer muy joven. El color es de tonos grises y los labios de las dos  son acentuados por un matiz  rosado uno y el otro de tan rojo parece sangre derramada. La mujer vieja, de fondo, muestra los surcos de la piel salpicada de manchas y la expresión le duele al tacto de la belleza. La joven, plácidamente se deja acariciar, como quien la vida le pertenece. Un arete brilla y adorna la antigüedad. En la otra  los ojos miran adormecidos con  la tranquilidad del que no teme el final, de quien se merece la vida. Los cansados  ojos se cierran y se  aprietan para no ver, mientras la mano acaricia, roza la perfección, temerosa   de    lo perdido, con la inseguridad de tocar algo delicado y frágil, de saberlo efímero, perecedero.  Un dedo señala el cuello largo, infinito. Unas verrugas en el otro manchan el color. Unidas las dos por la vida, por el instante interminable. Dos mujeres y el tiempo.

5 de Abril

No me gusta Neruda, pero de que hay días lúgubres, los hay. Hoy podría  haber sido un día agradable. Llueve y ya ese hecho por sí solo, suele acercarse a la poesía. La temperatura esta  agradable y para colmo, es viernes. Estoy estrenando un teléfono maravilloso, donde escribo todo esto y  que,  ¡oh milagro! también hace llamadas. Pero las cosas, a pesar del cuidado que uno tenga,  van por su lado y uno por el otro. En el trabajo hoy tuve que estar el día entero en un departamento que no es el mío. Allí trabaja un  hombre negro, norteamericano. Casi no nos hablamos. Creo que piensa que soy como una especie de competencia para él. Me mira como a un intruso en su terreno. Además no hablo de fútbol. Tiene una  radio prendido  a todo volumen con la música que  ellos escuchan. ¿Han escuchado esa música? No de pasada, por minutos, horas y más horas. ¿Les ha sucedido eso a alguno de ustedes? Si así fuere, lo siento mucho. Antes creía que las torturas chinas eran eficaces, constantes y lentas para la desesperación. Ya no pienso igual. Me equivoque. La peor tortura es la  radio en mi trabajo a todo volumen. Son esas voces, esos sonidos monotemáticos, agudos, constantes. ¡Ay!, no reconozcas lo que dicen. Seria aun peor. Afuera la lluvia cayendo y yo tratando de recordar una pared húmeda, supurante y la esquina donde esperaba y la música y la música y la música. Yo caminando evitando los charcos donde se reflejaban los techos de tejas rojas y la música. Una silla rota y un perro durmiendo, ajeno a la algarabía de los niños jugando y la música, la música. El olor de las gavetas de la vieja cómoda y la música. Pruebo diferentes sonidos del teléfono. Algunos son como la música de la  radio. Escojo el de siempre. Llueve y parece la esperanza.

Las palabras



La inconformidad, la incertidumbre, el miedo, la aglomeración, la incomprensión, la rabia, el desasosiego.
Las necesidades no satisfechas, las ganas olvidadas, las molestias presentes.
Lo que se dice y duele. Lo que no se dice y duele aun mas.
Las manos intocables, las manos sin caricias, las manos vacías, las manos buscando, las manos insatisfechas de placeres solitarios.
La piel envejeciendo, la piel no deseada, la piel recordada, la piel que fue y no esta, la piel ajena y hermosa, la piel con manchas negras, agoreras, la piel y el olor, la piel y el tacto suave, aquel.
El beso que fue una vez, el que ya no esta, el que no estará jamas, el que se quiere y no se da, el que se recuerda en un cine, en un carro, en una cama, el beso simple y complicado de cosas antiguas,  de dolores viejos y gritos olvidados.
La presencia necesaria, la impuesta, la imprescindible, la obligada, la querida, la reconciliadora, la terrible, la que no se ve y esta, la que se teme, la que se descarta.
El día que pasa, el tiempo que se desliza, la vida que se despide y se burla, lo que fuiste y ya no eres, lo que nunca fuiste y creistes ser, los días pasados y recordados, los olvidados, los que no vendrán, los que vendrán y no te darás cuenta.
Lo que tengo, lo que perdí, lo que desee y no tuve, lo que tuve y no me satisfizo, lo que recuerdo y hago hermoso, lo que fue bueno y no lo vi.
Las cosas que recuerdan otras. Las inútiles y que no descartas, las que pierdes y no importan, las que importan y se van, las que quedan y no ves, las que amas y envejecen, las que mueren un poco cada dia, las que te recuerdan tu imposibilidad, las de un recuerdo bueno.
La palabra que no se encuentra, la que sale en mal momento, la que ilustra lo que tu no quieres, la lograda, la que sobra, la que falta, la escuchada y te penetra, la que duele, la que te enmudece, la que gritas, la que raspa, la que golpea y se ríe, la que no llega, la que quisieras escuchar.


Thursday, April 4, 2013

Que trine Nicolas


El alma de Chávez, convertida en un delicado y cantarín pajarito, revolotea sobre la cabeza de Nicolás Maduro, dándole fuerzas he iluminando las ideas del ahora y futuro presidente de Venezuela. El pueblo que lo escucha, arrobado por sus palabras, enervado por las imitaciones del canto del ave, sonríe, llora, mira al cielo, recibe la esperanza, se transforma en la fe a su señor Chávez gestor de la Revolución Bolivariana. Maduro trina y trina. Maduro pa' presidente con Chávez guiándolo desde el cielo. En la toma de posesión, vendrá el pajarito y se posara en su hombro. Si una blanca paloma se poso en el de Fidel Castro, ¿por qué vamos a dudar de esta pequeña, juguetona y  cantarina ave? Ahora, retrocediendo un poco en el tiempo, recuerdo las pocas veces que vi al entonces presidente en sus improvisados discursos. En uno de ellos hablaba o coaccionaba al presidente de EU por algo que no recuerdo (de cualquier cosa, siempre es más o menos lo mismo) y lo llamaba Pitiyanqui. He visto y escuchado hablar de esa manera a muchos guapos de barrio, borrachos de esquina, picadores de cabos de cigarro y tienen en común, el introducir a otra persona que está en el grupo y hacerla de alguna forma, reafirmar su perorata. Aquella vez, Chávez, después de gritar que se defenderían del ejército norteamericano que ya estaría desembarcando en Maiquetía, que los humillaría, los derrocaría, los volvería polvo gringo, llamo a Maduro, que no lo captaba la cámara, y le pregunto algo como: no es verdad, Nicolás, dime aquí tu opinión. La cámara busco la cara adormilada y aterrorizada de Maduro, asintiendo como un "escolar sencillo". Sentí pena por él. No lo pude evitar. Ahora que lo veo trinar, también siento pena. Comemierda que soy.