Hay momentos que se deben guardar
porque son por lo que la vida vale la pena. Momentos que son nada,
instantes en los que se agradece el estar vivo, que es lo que importa,
porque lo contrario es no existir y eso es ya la nada, la ausencia de todo, del
dolor y de la vida, que es casi lo mismo. Hitchens aun habla, porque lo
leo y disfruto y recibo lo que dice y me emborracho con vino, como los antiguos
y mis nietas me joden pidiéndome comida. Mariana trajo dos gatos mas. Uno viejo
y bueno y triste y el otro es como una pulga vulgar y barrigona. Ya no peleo
con ella. Secretamente me pregunto como podría no ampararlos como ella lo hace
y con cara de pocos amigos, limpio la mierda y les pongo agua y comida y qué
carajo, si es lo único que se puede hacer. Estoy borracho, eso es
evidente. Nataly se sienta a mi lado. Viene de darse una ducha y tiene el pelo
mojado y es tan linda que me duele que sea tan linda, mientras Mariana le toma
una foto tras otra. Mariana es un pain in the neck con eso de las fotos, pero la
creo magistral, aunque no se está quieta un segundo,
jodiendo, apuntando con el lente y tomando fotografías imperecederas.
Ahora Serrat canta Aquellas pequeñas cosas y es como toda esta bobería que
estoy escribiendo en mi teléfono, apresurado, por encima de ruidos, de
reclamos, de la cotidianidad misma, que es la que me toco vivir y no
tengo otra y de un limón, tengo que hacer limonada, porque ¿que mas puedo
hacer?. Ahora le toca a Pablo. El tiempo pasa, dice. Y pasa de verdad,
duro, implacable, pero no hay mas na' y así tenemos que seguir y amar y decir a
veces oye, que bueno que estemos aquí, y comer rico sin importarnos las masas y
mandar todo al carajo; a los bancos, a la familia y a
las hermanas terribles y soportar que me muestres una foto tras otra foto
y quererte como te he querido por todos estos interminables años donde nos
hemos dado cuenta que la guerra personal que libramos diariamente es la única
muestra de amor que nos queda y continuar a trompicones, tu ahí y yo ahí.
Me termino la botella de Malbec que compramos hoy en el Costco, en
especial. Dice Mercedes que le da gracias a la vida. Yo no sé muy bien que eso
significa pero estoy aquí y escribo y soy yo y me siento como un trompo dando
vueltas y más vueltas y no me importa esto que digo ni lo que no digo.
Porque tu estas sentada frente a mí y soy afortunado, casi, casi,
lindando con lo ridículo. ¿Y qué? Supongamos que todo es ridículo, cursi.
Bueno, sí. Así es. Las cosas son tan simples que asombran. Esto es lo que hay. He dicho.
Sunday, April 28, 2013
Saturday, April 27, 2013
Silencio
El silencio. ¿Que es realmente? ¿Como
se consigue en esta colmena infinita en la que estamos sumergidos? ¿Donde
encontrarlo si nos rodean avasalladoramente la gente y sus teléfonos, la música,
¡ay la música! los gritos, las televisoras, la chusmería, la insoportable
estupidez humana, la ciudad y sus eructos? Si pudiera disponer de dos o tres
horas al día para estar a solas, sin que nada interrumpa ese milagro... La
soledad y el silencio se me han convertido en algo literario, o sea, ficticio.
Tengo recuerdos de un silencio profundo que no dejan de ser una mezcla de imaginación
y añoranza. Es una mañana en una solitaria carretera de los alrededores de
Charleston. Campos interminables de girasoles. Un lago y una construcción de
madera en ruinas y el silencio entre nosotros. Pesaba el silencio. Otro día
perdido por unas montañas en los alrededores de Atenas, un barranco y allá
el Mediterráneo, el frio y charcos de nieve, el viento, el sonido del
viento y una soledad embriagadora, el vacio para saltar y perderse, el olor del
invierno. Unas horas. Literatura, imaginación, solo ahí. Lo demás es ruido,
bulla, comparsa, tribu. La realidad. Queda la busqueda.
Tuesday, April 23, 2013
Kamasutra
El Kamasutra se ha convertido en un
blog o en varios. Los gurús sexuales nos dan recetas con detalles minuciosos de
cómo ir paso a paso por los laberintos genitales para hacer del placer erótico
algo sublime, con matices poéticos y lo que es mejor, descubrir el agua
caliente. Estos poetas de la sexualidad, incansablemente, día a día, nos
recuerdan que sus exuberantes y hermosos penes (casi son textuales estas
palabras) reposan o trabajan, dependiendo del momento y de la pose de
turno, para alertarnos o mostrarnos una nueva y liberadora manera de
vivir inmersos en el infinito mundo del cuerpo para el placer. Las mujeres son
( para ellos, claro ) maquinas eróticas que funcionan cuando nosotros (
¿digamos los penes o sus penes? ) aprenden con sus elaboradas teorías a
accionar las palancas para volverlas aun mas putas, mas gozadoras. Espejos,
vegetales, bares, (todo vale), cuentos, mini cuentos, novelas, poesías,
frases en Facebook, seguidores en Twitter, fotos, etc, etc, etc; nos
muestran los maestros mientras profundizan en teorías descubiertas y
elaboradas por ellos para nuestro bienestar. Tengo un libro del Kamasutra en
casa. Es hermoso. Las ilustraciones son obras maestras. Me he reído en ocasiones,
leyendo sus conceptos y enseñanzas, aun teniendo en cuenta que fue escrito en
el siglo XIII, según los eruditos. En el XXI, que es donde vivo, cuando leo a
los gurús actuales, sonrio, recordando el dicho tan popular que dice:
dime de qué te alabas y te diré de lo que careces.
Saturday, April 20, 2013
Noticias
Por la tarde cuando estaba dejando a los
muchachos en sus casas, Mariana iba a entrar con el bus escolar a un exclusivo
barrio de Miami Lakes y se encontró con el Swat Team
portando todo tipo de armas y no la dejaron entrar. Le exigieron que se
fuera, mientras un helicóptero sobrevolaba el lugar. Cuando llegamos a casa,
aun sin darme una ducha, nos pusimos a ver las noticias. En los canales en
ingles no dejaban de pasar una y otra vez el video de los dos sospechosos que
el FBI quiere identificar en relación a las bombas de Boston. Las cartas al
senador y al Presidente, la explosión en Texas. En los canales en español, veía
como unas buldócer destruían unos cajones toscos y feos, que después me di
cuenta que eran maquinas de juegos, según ellos, ilegales. También supe que por
la saguesera se formo la grande porque identintificaron una olla de presión en
la acera y llego el equipo antibombas, evacuaron el lugar y cuando la iban
hacer estallar, apareció una vieja, reclamando su olla con frijoles negros, que
eran la cena de esa noche. ¿Por qué dejo la olla en la calle? Eso ningún
periodista lo explico. Paso otra vez a un canal americano. Detalles,
entrevistas con familiares de las víctimas, videos, conferencias de los
alcaldes, médicos, Obama. En los hispanos, Raul Castro, Maduro y su
pajarito, Capriles con cara de escolar regañado, venezolanos en una arepera del
Doral exigiendo el reconteo de los votos. Me quede con las ganas de saber que había
sucedido en el barrio. Fui a darme una ducha. Limpiarme la mugre. Tal vez
olvidar.
El enfermo
Otra vez el carro con problemas.
Hablar con mecánicos, escuchar, aceptar, pagar. Todo termina con ar; que
horror, como vagar, cagar, pero eso es placentero. Excepto desplazarme de un
lugar al otro, todo lo que tenga que ver con mecánica me produce estrés, terror,
abulia. Admiro a esos hombres que todos los días están haciendo algo en el
carro. Más bien los envidio. Como envidio a los que veo corriendo por las
aceras, sudando, cuidando los músculos, el colesterol, la presión de la sangre.
De verdad, no tienen doble sentido mis palabras, ni una crítica
escondida. Literalmente yo quisiera ser mecánico, quisiera ser deportista. También
hubiera querido tener el valor (o la falta de él) y haber usado drogas. Si,
¿por qué no? Me intrigan esos viajes enajenados por las tonterías psicodélicas
que tanto han exaltado el rock, la literatura y el arte en general. Ser, como
dicen en inglés a bad boy. Porque vivir tan bien comportado aburre. Y un gordo
bueno es patético. Y llorón es ya para matar. Bueno, a lo que iba: no se que
tiene el carro. Es algo así como si estuviera tan cansado como yo de toda la
porquería que me rodea y para joder, se venga conmigo, que soy el único que le
presta atención. No quisiera escribir que lo quiero porque sería demasiado
estúpido. Pero sí, quiero a ese cacharrito que ha caminado conmigo por los
laberintos de esta ciudad y también por la maravilla de NY. Ha estado ahí
cuando amantes y erotizados hemos hecho el amor en un callejón solitario.
Cuando iba
a tratar de salvar a
dos de mis nietas y a ese muchacho que no es nada mío, pero maltratado igual.
Este carrito y yo nos conocemos y la vejez nos está haciendo estragos a los
dos. Y es ahora un dolor de cabeza más. Un enfermo a mi vera.
Dia 16
Salí del trabajo una hora antes. El más
apreciado de mis jefes me vio partir, observándome, midiéndome, con ganas
de romperme el culo. No le dije nada. Hoy no es tu día, pensé cuando me cruce
con él. No he roto ningún código, así que chúpate el codo, hijo de puta. Eso
iba diciendo o pensando. Al momento lo olvide. Si pienso más de dos
minutos en ese personaje me enfermo. Llegue justo a tiempo antes de que
cerraran, a ese lugar espantoso donde venden todo tipo de trastes para
camiones, buses y esas cosas terribles. Pague por una manguera hecha en México
$ 54.00. Costó más el envió desde no sé dónde; Tombuctú, Groenlandia, que la
misma estúpida y sencilla manguera. Pero el bus que maneja Mariana está parado
hace tres días y si no trabajas, no comes. Para mí un motor es algo semejante a
un monstruo que quisiera devorarme. Me dan pánico, los detesto. Si fuera rico,
no abriría el capo de un carro jamás. Al final puse la dichosa manguera. La apreté
bien con unos aros de metal, rellene de antifreeze el radiador y todo
aparentemente normal. Observe, espere, aguante hasta dolerme, las ganas de
orinar y me fui a casa cubierto de grasa, contento por haber arreglado el daño
y temeroso de que algo no resultara. Si le hubiera pagado a un mecánico $ 200
mi fe seria absoluta. Pero no confío en mi cuando hago esas cosas. Tengo
problemas con la fe. Es una palabra que no me gusta. Entonces después de bañado
y más relajado, mi hijo Leo llego trayéndome unas flores amarillas y un libro
de Christopher Hitchens, Hitch- 22. Alerte antes a mis dos hijos: no
quiero calzoncillos, medias, shorts, linternitas, ni crema de afeitar.
Quiero a Hitchens. Ya Tati pidió otro que me llegara por correo. La sensación de
recibir un buen libro es casi indescriptible. Soy de la electrónica, de la tablet.
Maravillosa. Pero hojearlo, olerlo, pasar las paginas, eso no se compara. Me
dijo Mariana que nos hacíamos viejos. En el fondo, respondí, sin tomar en
cuenta la depauperación continua del cuerpo, no dejo de sentirme joven. Algo en
mi, profundamente mantiene esa sensación. Ella dice sentirse vieja. Yo no
pienso así si huele tan rico como el primer día y sus pechos son tibios,
blandos para abandonarse sin cautelas. Todavía existen rincones tibios, le
digo. Vamos a dormir, viejito, contesta.
Sunday, April 14, 2013
Happy Birthday
El martes 16 voy a cumplir 52 años. He vivido
51 Navidades, cincuenta y una vez, alguien me ha felicitado, participe la misma
cantidad de veces en las fechas de mi madre; si multiplicara 51 por los días
vividos, ¿cuantas veces he visto amanecer, caer el sol y llegar la noche? Si
siguiera enumerando acontecimientos parecería el infinito, además de manido. Y
hoy estoy aquí, escondido tratando de escribir estos sinsentidos en mi celular
y puedo decir que nada queda, como el poema de Machado. Que a estas alturas,
cuando me he creído de regreso de todos los caminos, solo preguntas contestan a
mis preguntas. Creo que en los últimos tiempos he logrado algo (que como todo
se convierte en una duda) y es que casi he podido desterrar a la nostalgia. Es
un ejercicio diario, casi imperceptible, pero constante. Hay trampas en ello.
Pero esas solo yo las reconozco. Ir cambiando la nostalgia por una especie de
empeño, de constancia, puedo decir. Porque con lo ya vivido, llegue a la conclusión
de que la nostalgia es un mal demasiado molesto y resquebraja, hace perder
fuerzas y te convierte en un ser vulnerable y eso es muy peligroso. Las
conclusiones son inútiles, porque nada concluye, sino que se amolda a otra
forma de sentir y de ver. Pero como no me cabe ninguna duda y solo soy esta
cosa que ahora trata de explicarse; que después no hay nada más y que
estamos tan solos que espanta, trato de no perder la rabia. Porque sin la
rabia, no tendría sino vacío, hueco. Y es desde esa rabia donde me apoyo
primero para seguir y después para reírme de mi mismo, que es la única forma de
mandar todo a la mierda, aunque fuera simbólicamente. Happy Birthday, Marquito.
Saturday, April 13, 2013
Vista de aguila
¿Se puede recuperar el tiempo perdido?
Seria aun más tonta que la pregunta una respuesta afirmativa o negativa. El
tiempo perdido. ¿Que perdí realmente? ¿Cual sería el peso de la añoranza por
algo perdido? Podría ser tan importante que sería una marca, un lastre con el
que se carga durante toda la vida. Pero lo realmente "perdido" no
existe. La vida es un suceso que no deja espacio ni para respirar. Lo que se
quedo atrás no es mas que ese proceso inexorable por el que vamos dando
vueltas sin poder aferrarnos a una pared para sostenernos de la caída
inmisericorde. Cada hora, cada día que pasa, compruebo que nada, absolutamente
vale la pena. Por supuesto, si alguien es lo suficiente masoquista y mañana lee
estas líneas que escribo hoy se dará cuenta que estoy divagando, hablando y
ocultando a la misma vez lo que quiero decir, más bien lo que quiero gritar. Ya
en otras ocasiones he escrito sobre la primicia de ser solo, de no poder
soportar lo que me rodea y no voy a seguir con la misma cantaleta, porque aburriría
aun mas. Pero no estoy equivocado. Más bien me quedo corto en las afirmaciones
al respecto. Ayer muy temprano en la mañana, mientras todos dormían, invite a
Mariana a caminar cámara en mano para retratar el amanecer. Tengo una vista de águila
para las cosas a distancia y lo mismo le mostraba un lagarto que una ladybug.
Mientras ella tomaba fotos hablábamos. De nada y de todo. Reíamos, contábamos
cosas, criticábamos a los demás. Sin dudarlo un segundo ahora digo que
ella es la única persona en el mundo que conozco a la que soporto. Aun con lo
insoportable que puede llegar ser. Aun con las ganas de matarla a veces,
con las peleas, la incomprensión y la discusión por cualquier
idea. Nadie más. Porque mis nietas son un impuesto, algo maravilloso que llego
sin que tomara partido. Tres personajes que me rodean y me aturden, porque todo
hacia ellas es demasiado. Pero Mariana es otra cosa. Y eso no se construye o
aparece en un día. Ese es el verdadero tiempo. ¿El perdido? ¿Que fue lo
perdido? No he podido visitar Venecia. Creía que no hacerlo me restaría. Hoy
pienso lo mismo, pero sin angustia. Y digo Venecia solo para ilustrar un hecho.
Nada pasaría en mi si al final, no cumplo con los deseos acumulados. Mi hermana
llego. Deje de verla hace 33 años. Se perdió ese tiempo entre nosotros. Ahora
esta aquí conmigo. Bastaron dos días para que todos los matices surgieran y se
mostraran. Ese tiempo pasado ya se lleno. Nada más. Dije anteriormente que
tengo vista de águila. Eso es
bueno. Eso es malo.
Beyonce
Ahora resulta que Beyoncé fue a Cuba
con su marido Jay-Z. Primera noticia en el periódico, rasgaduras de ropa,
protestas, sentencias de políticos, condenas en Internet, etc. Beyonce en un
paladar, paseando por las calles de La Habana, dejándose admirar por cientos de
cubanos. Una de las sentencias de las organizaciones de este pueblo era
que exhibía un estilo de vida a la que los cubanos de allá no tienen acceso.
Bueno, bueno, ¿ hasta dónde vamos a llegar, pueblo mío? ¿Es que los cubanos de
aquí podemos tener la vida de ella? ¿Que se suponía que hiciera, la cola
para la papa, la onza de café, que le alquilara un cuarto en una azotea a un
vieja alcahueta? ¿Que esgrimen toda esa gente? ¿Donde está el sentido de la
libertad, de la manoseada democracia, si todo lo que pretenden es prohibir,
perseguir, acusar, chivatear? A mi Beyonce como todas las cantantes del
momento, me interesan solo si en una radio sus canciones molestan a
mis oídos. Pero pienso que tiene el derecho de ir donde le plazca y
derrochar belleza, dinero y glamur, donde quiera hacerlo. Después vi a la
senadora republicana Ros- Lehtinen tratando de que investiguen si podían
o no ir a La Habana. ¿Cuanto se puede hacer el ridículo? ¿Esta
señora trabaja para el pueblo norteamericano o para la muchedumbre de Hialeah?
Otra de las cosas que me hicieron sonreír fue la foto de Jay-Z con un t-shirt
con la imagen del Che. Recuerdo un 1ero de Mayo en Paris hace ya algunos años.
Caminábamos por las calles y de pronto nos topamos con una manifestación de trabajadores.
Gritaban, cantaban y yo no entendía nada, porque (que pena) no hablo francés;
pero si reconocía las banderas, las fotos y toda esa parafernalia típica de las
protestas izquierdistas; y, mezcladas con todo eso, fotos del Che. Yo era
joven y enamorado y para que ella riera, entré en aquella marea humana a
paso de conga y cantando: Ché, Ché, Ché, ay!, Che Che Che, mientras ella reía
feliz y despreocupada. Y entonces los cubanos a protestar por el pullover del
tipo. ¿No tienen limite en el ridículo? ¿Que le importa y que sabe ese
negro millonario rapero, que se pasea al lado de una diosa, que se la
cena cuando quiere, del Che o de Cuba o del copón divino? Que se ponga la
foto que le dé la gana, que hagan lo que quieran hacer. Son libres. Los cubanos
que eso les preocupa, no lo son.
Saturday, April 6, 2013
Dos mujeres y el tiempo
foto: ania powalowska
Desde su computadora Mariana me envía una
foto de la fotógrafa Ania Powalowska. Una vieja que abraza la cara de una
mujer muy joven. El color es de tonos grises y los labios de las dos son
acentuados por un matiz rosado uno y el otro de tan rojo parece sangre
derramada. La mujer vieja, de fondo, muestra los surcos de la piel salpicada de
manchas y la expresión le duele al tacto de la belleza. La joven, plácidamente
se deja acariciar, como quien la vida le pertenece. Un arete brilla y adorna la
antigüedad. En la otra los ojos miran adormecidos con la
tranquilidad del que no teme el final, de quien se merece la vida. Los cansados
ojos se cierran y se aprietan para no ver, mientras la mano
acaricia, roza la perfección, temerosa de lo perdido, con
la inseguridad de tocar algo delicado y frágil, de saberlo efímero, perecedero.
Un dedo señala el cuello largo, infinito. Unas verrugas en el otro
manchan el color. Unidas las dos por la vida, por el instante interminable. Dos mujeres y el tiempo.
5 de Abril
No me gusta Neruda, pero de que hay días lúgubres,
los hay. Hoy podría haber sido un día agradable. Llueve y ya ese hecho
por sí solo, suele acercarse a la poesía. La temperatura esta agradable y
para colmo, es viernes. Estoy estrenando un teléfono maravilloso, donde escribo
todo esto y que, ¡oh milagro! también hace llamadas. Pero las
cosas, a pesar del cuidado que uno tenga, van por su lado y uno por el
otro. En el trabajo hoy tuve que estar el día entero en un departamento que no
es el mío. Allí trabaja un hombre negro, norteamericano. Casi no nos
hablamos. Creo que piensa que soy como una especie de competencia para él. Me
mira como a un intruso en su terreno. Además no hablo de fútbol. Tiene una
radio prendido a todo volumen con la música que ellos
escuchan. ¿Han escuchado esa música? No de pasada, por minutos, horas y más
horas. ¿Les ha sucedido eso a alguno de ustedes? Si así fuere, lo siento mucho.
Antes creía que las torturas chinas eran eficaces, constantes y lentas para la desesperación.
Ya no pienso igual. Me equivoque. La peor tortura es la radio en mi
trabajo a todo volumen. Son esas voces, esos sonidos monotemáticos, agudos,
constantes. ¡Ay!, no reconozcas lo que dicen. Seria aun peor. Afuera la lluvia
cayendo y yo tratando de recordar una pared húmeda, supurante y la esquina
donde esperaba y la música y la música y la música. Yo caminando evitando los
charcos donde se reflejaban los techos de tejas rojas y la música. Una silla
rota y un perro durmiendo, ajeno a la algarabía de los niños jugando y la música,
la música. El olor de las gavetas de la vieja cómoda y la música. Pruebo
diferentes sonidos del teléfono. Algunos son como la música de la radio. Escojo el de siempre.
Llueve y parece la esperanza.
Las palabras
La inconformidad, la incertidumbre, el
miedo, la aglomeración, la incomprensión, la rabia, el desasosiego.
Las necesidades no
satisfechas, las ganas olvidadas, las molestias presentes.
Lo que se dice y
duele. Lo que no se dice y duele aun mas.
Las manos intocables,
las manos sin caricias, las manos vacías, las manos buscando, las manos
insatisfechas de placeres solitarios.
La piel envejeciendo,
la piel no deseada, la piel recordada, la piel que fue y no esta, la piel ajena
y hermosa, la piel con manchas negras, agoreras, la piel y el olor, la piel y
el tacto suave, aquel.
El beso que fue una
vez, el que ya no esta, el que no estará jamas, el que se quiere y no se da, el
que se recuerda en un cine, en un carro, en una cama, el beso simple y complicado
de cosas antiguas, de dolores viejos y gritos olvidados.
La presencia
necesaria, la impuesta, la imprescindible, la obligada, la querida, la
reconciliadora, la terrible, la que no se ve y esta, la que se teme, la que se
descarta.
El día que pasa, el tiempo
que se desliza, la vida que se despide y se burla, lo que fuiste y ya no eres,
lo que nunca fuiste y creistes ser, los días pasados y recordados, los
olvidados, los que no vendrán, los que vendrán y no te darás cuenta.
Lo que tengo, lo que
perdí, lo que desee y no tuve, lo que tuve y no me satisfizo, lo que recuerdo y
hago hermoso, lo que fue bueno y no lo vi.
Las cosas que
recuerdan otras. Las inútiles y que no descartas, las que pierdes y no
importan, las que importan y se van, las que quedan y no ves, las que amas y
envejecen, las que mueren un poco cada dia, las que te recuerdan tu
imposibilidad, las de un recuerdo bueno.
La palabra que no se
encuentra, la que sale en mal momento, la que ilustra lo que tu no quieres, la
lograda, la que sobra, la que falta, la escuchada y te penetra, la que duele,
la que te enmudece, la que gritas, la que raspa, la que golpea y se ríe, la que
no llega, la que quisieras escuchar.
Thursday, April 4, 2013
Que trine Nicolas
El alma de Chávez, convertida en un delicado
y cantarín pajarito, revolotea sobre la cabeza de Nicolás Maduro, dándole
fuerzas he iluminando las ideas del ahora y futuro presidente de Venezuela. El
pueblo que lo escucha, arrobado por sus palabras, enervado por las imitaciones
del canto del ave, sonríe, llora, mira al cielo, recibe la esperanza, se
transforma en la fe a su señor Chávez gestor de la Revolución Bolivariana.
Maduro trina y trina. Maduro pa' presidente con Chávez guiándolo desde el
cielo. En la toma de posesión, vendrá el pajarito y se posara en su hombro. Si
una blanca paloma se poso en el de Fidel Castro, ¿por qué vamos a dudar de esta
pequeña, juguetona y cantarina ave? Ahora, retrocediendo un poco en el
tiempo, recuerdo las pocas veces que vi al entonces presidente en sus
improvisados discursos. En uno de ellos hablaba o coaccionaba al presidente de
EU por algo que no recuerdo (de cualquier cosa, siempre es más o menos lo
mismo) y lo llamaba Pitiyanqui. He visto y escuchado hablar de esa manera a
muchos guapos de barrio, borrachos de esquina, picadores de cabos de cigarro y
tienen en común, el introducir a otra persona que está en el grupo y hacerla de
alguna forma, reafirmar su perorata. Aquella vez, Chávez, después de gritar que
se defenderían del ejército norteamericano que ya estaría desembarcando en Maiquetía,
que los humillaría, los derrocaría, los volvería polvo gringo, llamo a Maduro,
que no lo captaba la cámara, y le pregunto algo como: no es verdad, Nicolás,
dime aquí tu opinión. La cámara busco la cara adormilada y aterrorizada de
Maduro, asintiendo como un "escolar sencillo". Sentí pena por él. No
lo pude evitar. Ahora que lo veo trinar, también siento pena. Comemierda que soy.
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