Thursday, April 4, 2013

Que trine Nicolas


El alma de Chávez, convertida en un delicado y cantarín pajarito, revolotea sobre la cabeza de Nicolás Maduro, dándole fuerzas he iluminando las ideas del ahora y futuro presidente de Venezuela. El pueblo que lo escucha, arrobado por sus palabras, enervado por las imitaciones del canto del ave, sonríe, llora, mira al cielo, recibe la esperanza, se transforma en la fe a su señor Chávez gestor de la Revolución Bolivariana. Maduro trina y trina. Maduro pa' presidente con Chávez guiándolo desde el cielo. En la toma de posesión, vendrá el pajarito y se posara en su hombro. Si una blanca paloma se poso en el de Fidel Castro, ¿por qué vamos a dudar de esta pequeña, juguetona y  cantarina ave? Ahora, retrocediendo un poco en el tiempo, recuerdo las pocas veces que vi al entonces presidente en sus improvisados discursos. En uno de ellos hablaba o coaccionaba al presidente de EU por algo que no recuerdo (de cualquier cosa, siempre es más o menos lo mismo) y lo llamaba Pitiyanqui. He visto y escuchado hablar de esa manera a muchos guapos de barrio, borrachos de esquina, picadores de cabos de cigarro y tienen en común, el introducir a otra persona que está en el grupo y hacerla de alguna forma, reafirmar su perorata. Aquella vez, Chávez, después de gritar que se defenderían del ejército norteamericano que ya estaría desembarcando en Maiquetía, que los humillaría, los derrocaría, los volvería polvo gringo, llamo a Maduro, que no lo captaba la cámara, y le pregunto algo como: no es verdad, Nicolás, dime aquí tu opinión. La cámara busco la cara adormilada y aterrorizada de Maduro, asintiendo como un "escolar sencillo". Sentí pena por él. No lo pude evitar. Ahora que lo veo trinar, también siento pena. Comemierda que soy.

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