Hace casi una semana salió un artículo
en el periódico que me llamo la atención. Recorte la pagina, hice varios
apuntes, trate de buscar más datos, fotografías, etc, pero con mi celular
y en el trabajo, me fue imposible. Mi intención era hacer un
post para el blog, basándome en la noticia que me intereso. Pero ahí
está el recorte del periódico y la hoja con varios apuntes, en el
fondo de la mochila, revueltos con el frasco de analgésicos, los soldaditos de plástico
que me regalo Nani (para que jugara en mi trabajo), el dado rojo que místicamente
me acompaña hace tantos años, el llavero sin llaves regalo de Rosy y la pluma
con forma de lagarto que me compro Nataly, esperando. Es llover sobre
mojado, pero puedo decir que no tengo tiempo. En la tablet, con mi mujer,
estamos leyendo una maravillosa novela que se alarga cada día mas; sobre la
mesa de centro otra novela sin terminar, escrita por mi suegro, tremenda,
y la Internet que bombardea con basuras, pero también con
maravillas. Todo esperando, pospuesto para después. Los días
se van trabajando, en el transporte, en los "terribles encantos que
tiene el hogar". Las ideas llegan y las mastico, les doy vuelta, duermo
con ellas, despierto con otras, y el momento para armarlas, corriendo
desaforadamente delante de mí. Si fuera un hombre con dinero compraría mi
tiempo. Espero el sábado, para sentarme frente a la computadora antes de que
amanezca, para tratar de arreglar, escribir, buscar, borrar, cambiar, todo lo
que durante la semana voy acumulando sigilosamente en mi teléfono. Todo
eso sin nombrar lo que viene con los dos días de supuesto descanso. Y después
nadie me lee, ¿no es el colmo del masoquista?
Yo siempre digo que un blog se alimenta de los comentarios que recibe, pero es difícil que se hagan. Los escritores andamos con un montón de libretas, anotaciones e ideas, aunque nada de tiempo en la mano... Ánimo
ReplyDeleteGracias amigo, animo es lo que me hace falta.
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