Creo que en general, las personas no cambian nunca. Desde la infancia muestran el sello que los distinguirá durante toda la vida. Comenzando con los primeros e inseguros pasos, hasta el final, es como una línea indeleble en el ADN (dirían hoy).
O sea, en palabras
altisonantes y rebuscadas para los intelectuales que se disputan el placer de
leerme; el que nace hp, muere hp. Al de buenos sentimientos, le darán por el
culo. Sera bueno la mayoría de las veces. ¿Solo la mayoría de las
veces, aun siendo una persona buena? Sí, porque es mas fácil hacer el mal que
hacer el bien. Hacer el bien cansa y es interminable. Casi todas las personas
esperan siempre lo mejor de los otros. Si lo reciben, bien, después
quieren más y más. Tienes que seguir dándoles algo. Si no, ya ganaste a
un enemigo frente a ti, declarado, en guardia, espada desenvainada para asestar
el tajo en la mejor oportunidad, para joderte cuando menos lo imaginas.
Y ser un poquito malo
a veces, confieso que es reconfortante. Hacer que la línea del ADN se tuerza
hacia un lado; que se ponga a ronronear el hijeputometro. Es bueno. Ver como un
hp se tambalea con un golpe maestro dirigido al mentón cuando se distrajo un
instante. Hacer eso, limpia, rejuvenece, te ayuda, satisface y te mejora el día.
O sea, que el hp
desde que es feto, baba asquerosa, es hp. El bueno, lo es.... pero no siempre,
no constantemente. La vida obliga. Alguna que otra vez, se tiene que utilizar
el mismo látigo con el que tanto te han pegado.
No sientas pena por
eso cuando lo descargas en su espalda. 'Cuando sientas que te está dando pena',
recuerda sus latigazos en la tuya.
Abre bien los ojos y
mira como la piel del hijo de puta es tan endeble como la tuya. Y alegrate.
Asi mismo, sin piedad. La Ley del Talión debería estar vigente y ponerla en práctica para quienes cometen hijoeputadas. Joel Nunez
ReplyDeleteGracias, Joel.
DeleteEso esta muy bueno marco.
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