Saturday, September 21, 2013

Monito


No tengo más remedio que aceptarlo: fuimos (algunos lo siguen siendo) simiescos. Y a mí que tanto me gustaba la idea de que nuestros antepasados eran una parejita que se la pasaba encantadoramente, haciéndose arrumacos, cosquillas, brincando y retozando con los leones, los elefantes, las hienas, los tigres, pajaritos, culebras, babosas, arañas, ratas  y majases del jardín.
Es difícil tener que cambiar esa idílica visión por algo tan vulgar como un mono maloliente y primitivo. ¡Coño, si Adán y Eva hablaban inglés, man, y fueron los precursores de los campos nudistas!
Pero llegaron los científicos y lo pusieron todo al revés. Y lo peor es que no paran, no se cansan de restregarnos por la cara que no somos más que insignificantes descendientes de una manada de monitos que se sacan las pulgas, se pelean por todo y contra todo, y que lo único que los mueve es el sexo y el poder. Bueno, mirándolo así, sí es verdad que somos igualitos; y para comprobarlo, el miercoles 11 de septiembre de este año, publicaron un estudio en la revista especializada PLoS One.
Según el estudio, los orangutanes, cuando se van de viaje lo anuncian con un grito prolongado de hasta cuatro minutos, y se van a dormir para acumular fuerzas para el futuro periplo.
Es cierto, si yo cuando llego a un restaurante, antes de escoger algún plato del menú, halo por el celular y busco Check In y por Google, le anuncio a todos en Facebook que estoy comiendo macarrones. ¿Le importará a alguien que yo coma macarrones?  Pero eso sería otro tema.
Volviendo a lo mismo: el monito deja saber que se va de vacaciones y muestra la ruta a seguir con gritos, señales, golpes en pecho, etc., y voila! lo siguen un montón de ellos (machos y hembras) que hacen una delicia del viaje.
Como dije al principio, tengo que aceptar que tenemos más o menos los mismos cánones de conducta que los simios. Si no lo quieren creer, háganse una cuenta en Facebook, y como red social que es, descubrirán las costumbres de la manada.
Allí verán al macho o a la hembra dominante, dirigiendo a los que los siguen incondicionalmente, haciendo todas las señas posibles. Verán a los que se anuncian, los que se "cuelgan" (qué palabra tan atinada) en miles de fotos demostrando su irresistible sex appeal,  etcétera. Es imposible describir a la manada completa.
Otra cosa: cuenta mi madre, que cuando yo era un bebé, me bañaba y me vestía, y que por las tardes, orgullosa de su nené, me sacaba a dar un paseo por el barrio. Dice que los vecinos cuando me veían exclamaban:
─ ¡Qué niño tan mono!
Ahora lo entiendo.



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