Saturday, August 25, 2012

La Habana


La Habana es la ciudad donde nací. También es la ciudad que no dude ni un segundo en dejar atrás, cuando la oportunidad o el Olimpo lo permitieron. Para mí, un lugar contradictorio. Cuando trato de generalizar, casi siempre me equivoco. Para demostrármelo, tengo a mi secretaria y critica, mi mujer, que me baja de la hipérbole regresándome a la realidad, con esa inteligencia matemática y certera que posee.  Pero creo que todas esas frases de amor hacia el lugar donde nacimos, no dejan de ser un poco ambiguas, etiquetadas en la marisma de la confusión del tiempo y el espacio, que reedita las realidades y lo que alguna vez fue.
 Pienso que se ama lo que se recuerda. Me explico: la ciudad para mí son los lugares donde alguna vez fui feliz o infeliz. Es un instante pasando. Un olor en la memoria. Una película en un cine. Un cuerpo que descubres sobre una cama. El mar de una tarde. Una odiosa escuela donde aprendí a ser yo mismo entre tantos otros.
Ese lugar tantas veces recordado,  es como un cajón donde echamos todas las pequeñas cosas que de alguna manera queremos conservar. La ciudad entrañable, poseedora de nuestro universo. La que guarda lo que fuimos.  
Si trato de recordar a La Habana, mi cerebro distorsiona las imágenes,  que se suceden a una velocidad vertiginosa. Me confunde. Juega conmigo la memoria: el Malecón es el muro que separa el mar y es un paseo solitario, un hombre pescando, una canción, un preservativo abandonado, un pez triste y boqueando sobre los diente perros. Coppelia es la risa, una cuchara que se lame, sabores idealizados. El cementerio, una mano quebrada de un ángel,  expectante y andrógino, misterioso;  moscas alrededor de una lapida y silencio. El barrio mío que ya no reconozco, las caras de los que no están,  los nombres de los que quedan y se han convertido en sombras  ajenas, aun más distantes. Una ermita de caracoles que se destruye poco a poco; el hambre que acompañaba como fiel amiga, atormentando, la miseria tan común, como una forma de vida que flotaba entre la nada y la desesperanza.  El contraste entre lo querido y lo odiado. Distintas ciudades dentro de la ciudad.  Contradictoria e importante. Hermosa y fea.  Imborrable y detestada.  No tan querida, pero tampoco odiada. La Habana aquella.


8 comments:

  1. Espero algun dia regresar, y verla juntos....Mariana

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  2. para mi es mejor amarla en el recuerdo de lo agradable, de La Habana idealizada en las sabanas blancas de Gerando Alfonso...yo morire de amor y de ganas!!!
    cuando vayan les puedo dar una foto mia... asi me pasea por alla!!!
    Dely Vz

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  3. He cambiado yo o ha cambiado la ciudad???? JN

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  4. Marco....mil gracias por revivir recuerdos que que con el arduo camino apenas nos detenemos a recordar .......que melancolia..!

    Adianes.

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