Tengo que tener mucho cuidado. Debo de
reflexionar antes de escribir cada letra, cada idea, cada dolor. Porque algunas
cosas no pueden declararse sin que algo explote, dañe, duela. Pasa a veces
cuando una noticia en el periódico te toca muy de cerca y revive momentos que preferirías
no olvidar, pero si mantener alejados, muy bien guardados. La noticia a la que
me quiero referir no es sobre las protestas en el Medio Oriente, ni el asalto a
la embajada de Estados Unidos, ni las boletas ausentes ni lo que dijo el
presidente o el que quiere serlo. La noticia es sobre un niño. El novio de su
madre, Gabby Cancel, metódicamente, calculando el mayor daño posible, tomó por el cuello a este pequeño de cuatro
años, le pidió que levantara los brazos, para asestarle un golpe certero
en el estómago, con el puño cerrado por la rabia, que le ha costado
varias pulgadas extirpadas de sus intestinos. Pero lo peor no terminó allí. La madre protegió, ocultó, mintió
a la policía, para ayudar a Cancel. Ya lo dije, tengo que tener cuidado. Tengo
que escribir sin emociones y no recordar. Mirta Alfonso no denunció, no
gritó el abuso. Ella lo ocultó. Ella
cuido de su pareja. Ella cuidó de su
amor. Mirta Alfonso es una mujer enamorada de Gabby Cancel y como el amor cubre
una multitud de pecados, ocultó este.
Tratare de no incomodarme. De no comparar. De no medir. Ya lo dije, hay
noticias que parecen tan familiares, que asustan.
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