Son las once de la noche y estoy escuchando a Ray Charles cantando For Mama, de Aznavour. Lo encontré de casualidad.
Canción corta- venas esa. Sobre todo con dos copas de vino. Recuerdo un día, hacia frio y fue veinte y cinco años atrás.
Madrugada hacia el trabajo y de pronto la radio comenzó a tocarla. No la conocía.
Recuerdo aquella madrugada. Recuerdo como se tornaba todo de un color purpura y
el aire olía a hierba mojada. Recuerdo la luz del semáforo donde estaba
esperando. La imagen de una calle y un perro triste que cruzaba despacio. El
sonido del motor del carro y el instante de una foto en el zoológico de La
Habana, donde estoy comiendo algodón dulce. Ray se desgarra y yo me sirvo otra
copa y brindo solo por nada. Y busco la de Aznavour y es grande también.
Son las doce de la noche y el frio de la casa y la cabeza embotada.
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