Sunday, September 30, 2012

La ciudad encerrada

                                        foto: mariana aguero

 Mirando superficialmente, sin estadísticas, sin usar números, nombres, sin mencionar  cargos; una vez más puedo decir sin temor a equivocarme que Miami es gobernada por la avaricia, el traqueteo, el robo, la ventaja y por supuesto, por los que tienen el poder en un puño. Una de las cosas que más me afecta (sin hablar de lo que suman a mi barriga los pastelitos de guayaba y queso) es el transporte. ¿Como es posible que en una ciudad como esta, para llegar al downtown, por ejemplo, sin tener carro, usando el transporte público, se necesite de varias horas, cambios de buses, y la angustia de no poder  llegar a la hora planificada? ¿Por qué no existen verdaderas rutas de ómnibus que conecten la ciudad regularmente, puntualmente, como en la mayoría de las ciudades del mundo? Es simple: porque el negocio de automóviles genera muchos miles de millones de dólares y es ese grupo beneficiado el que planifica, paga, extorsiona y obliga a que todos tengamos la necesidad de tener un auto. Yo lo veo así de simple. Esta ciudad está formada, estructurada, con la idea de los carros por todos lados. Todas las planificaciones que se anuncian con bombos y platillos por las noticias, para mejorar el transporte público, no son más que cosméticas. Ninguna de ellas arregla el verdadero problema. Una ciudad como Miami, que en infinidades de lugares no tiene ni aceras para caminar,  no es una ciudad pensada para el confort de un paseo, para un instante de ocio.  Un lugar donde los canales, los lagos no se utilizan para que los disfruten las personas, donde ocultan el mar a la simple vista del que pasa, es una ciudad pensada para la inconformidad. ¿Donde hay un parque donde se pueda caminar, sentarse junto a un lago, mirar el mar? No me hablen de los llamados parques que tenemos aquí; lugares llanos para  bicicletas y deportistas, con casetas para fiestas y un rincón donde los niños pueden trepar. Hablo de parques, algo parecido a los de NY, Paris, España. Lugares para el ocio, verdaderos espacios con armonía, belleza, tranquilidad. Lugares con sombras de arboles que inviten a la lectura, a la contemplación. ¿Que es Miami realmente?  ¿Es una gran ciudad? Pienso que es un aglomerado de barrios, conectados por carreteras, donde se tiene que ir a uno de los cientos de malls para comprar algo, para ver una película, comer y hasta pasear. Es la ciudad encerrada. El acto tan humano de caminar por las calles sin un rumbo fijo, conocer algún rincón interesante, entrar a un lugar donde puedas pedir un café, una cerveza, una copa de vino y conversar por el simple hecho de pasarla bien, de conectarse con otra persona en un ambiente acogedor, es imposible. Citarte con alguien significa que uno tiene que dejar el auto o (peor aun) ir cada uno en el suyo hasta el lugar indicado. Pienso que Miami está construida sobre la idea de la incontinuidad, la sensación de estar de paso.  La salva el mar, que siempre es algo reconfortante. Y también, no lo olvidemos, tiene pastelitos. Nobody is perfect!
 

3 comments:

  1. ...ni me digas de los pastelitos.... por ellos renuncie al placer de no tener un carro, mi problema se resolvia con una tarjeta de 25 euros mensuales en una ciudad donde cada piedra tinene una historia, esos pastelitos (que ahora no me puedo comer por culpa de la maldita dieta que me impuso esta ciudad con sus comerciales de mujeres sin nalgas) me hicieron abandonar las caminatas al aire libre entre los muros del Coliseo de Roma, las misas dominicales, al aire libre, con el Papa de turno y saborearme un buen gelato caminando por las calles de mi muy querida Roma...mira chico...ni me hables de pastelitos!!!!
    Dely

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    1. Concuerdo con todo. He conocido amigos que, antes de poder conseguirse carro, para ir a su trabajo tuvieron durante meses que caminar tramos grandes antes de las 6 de la mañana para tomar un bus que los llevase a un punto donde después de caminar por calles sin aceras otro tramo grande, tomar un tren para llegar a su trabajo dos horas después de salir de la casa. Distancia entre las casas y los trabajos: de 10 a 20 millas. (Pero en la frase del final hubiese escrito “Nothing is perfect”.)
      Armando

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